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A tiempo

Por: Universidad César Vallejo
julio 5, 2023
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Vivimos en un mundo de ritmo vertiginoso en el que los cambios se producen rápidamente. Así lo explicó el sociólogo Zygmunt Bauman, quien adjetivó a la sociedad como líquida para explicar el momento social e histórico en el que nos encontramos. Un espacio cambiante en el que los referentes para los que hemos sido educados ya no sirven o no tienen el mismo valor. Si usted, como yo, pertenece a esa generación de adultos jóvenes o de edad tardía que estamos en proceso de normalización de estas nuevas rarezas, estará de acuerdo en que aún hay ocasiones en las que nos quedamos helados por el desconcierto. Esta montaña rusa está en marcha, con sus inclinaciones y sus inversiones arriesgadas, y aunque a veces nos inquiete, sabemos que nos vamos a subir. Un colega me contaba, con las manos en la cabeza, cómo su alumnado no tiene pudor en compartir sus vidas en las redes sociales a través de posados imposibles en momentos inauditos. Yo recordaba las palabras de otra compañera que trabaja con estas criaturas y evocaba cómo nuestra generación pasó por su juventud pensando qué vestimenta se pondría y a qué local de moda acudiría para ver y ser vistos. Otro explicó de qué manera su pequeño de cuatro años le espetaba después de una foto en grupo: “A ver, déjame ver cómo he salido”. Ahí es nada. Las nuevas generaciones lo han entendido y han acuñado el término “dejarse ver”. No estamos tan lejos de los que educamos, solo nos hace falta incorporar los nuevos códigos, revisar esos conocimientos que manejamos de antaño e incorporarnos a los nuevos escenarios y plataformas. Estar satisfecho, sentirse generativo y eficaz con nuestra tarea docente implica entender y ponerse en el espacio de aquellos a los que queremos enseñar, guiar y acompañar en su desarrollo. Estar atento a la novedad, reconocerla y saber explicarla es vital para nuestro oficio, aunque a veces puede ser pendiente sin poyato. ¡Qué reto! Y es que, reconozcámoslo, tenemos mucho trabajo, pero a los docentes nos va mucho el baile. ¿O no? Desde la adultez, no sé si se reconocerán ustedes en estas palabras, pero soy más consciente que en otros momentos vitales de que no quiero perderme nada. Intuyo que hemos entendido la importancia de no renunciar al tiempo familiar y personal, la necesidad de apostar por nuestras carreras profesionales y conciliarlas con nuestras responsabilidades de cuidado. Transitar la vida nos ha mostrado que sí queremos vivir en sociedades avanzadas y tecnologizadas. Y queremos estar en el cambio, pero con nuestras familias contentas. En esto la pandemia nos ha traído una nueva aliada: un reconocimiento de la formación online que ya se atisbaba y que nos está haciendo fácil la educación permanente. Particularmente estoy encantada con la posibilidad de salvar distancias, conectarme con profesionales prestigiosos que se encuentran a muchos kilómetros, acudir a sus intervenciones con un solo clic, investigar con software modernos por control remoto y poder hacerlo cuando puedo y cuando quiero. Poder trazar mi propio plan académico y de investigación me hace sentir menos aislada y más en la vanguardia. Para mí la formación virtual se ha convertido en la mejor socia para la vida profesional y familiar. Por ello, te animo a entrar en el Programa de Segunda Especialidad que te ofrece la Universidad César Vallejo.
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