La guerra entre Palestina e Israel es una ofensiva para disputarse el territorio de Gaza. La lucha por la soberanía territorial se basa más en la megalomanía por el poder que por la justa razonabilidad de ceder jurisdiccionalmente el trozo de tierra que le corresponde a cada uno. Y es que el derecho es una ciencia cualitativa de carácter hermenéutico que no se basa en la exactitud de evidencias, sino en la reinterpretación moral constante de las costumbres consuetudinarias de un pueblo que, de un tiempo a otro, pasan de ser social y políticamente aceptadas a ser rechazadas, donde uno no reconoce el derecho del otro y viceversa.
El derecho internacional no es una excepción. Ambos países defienden su legitimidad territorial en base a sus textos históricos. Pero, ¿con qué elementos de convicción se mide quién tiene la razón, si para ambas partes el territorio genera lazos indisolubles de identidad cultural?
Para plantearlo de una manera sencilla, Israel es la cuna de tres religiones: el cristianismo, el judaísmo y el islam. A lo largo de la historia unos migraron, otros llegaron y finalmente otros se quedaron. Cuando una civilización migra por un largo periodo de tiempo deja un vacío de poder en forma de tierras concesionadas al abandono (tierra de nadie). Estas son ocupadas por nuevas comunidades que empiezan a organizar un feudo con una nueva identidad jurídica, con nuevas reglas y una nueva delimitación territorial. Es decir, se redefinen nuevos límites fronterizos respecto a lo que está dentro de mi propiedad y lo que es tierra del otro o tierra de nadie.
Los hebreos son un pueblo nómada que migró hace muchos años de Israel en busca de otras zonas, sin dejar rastro de su identidad cultural por el camino que pisaban. En este contexto, es difícil exigir la devolución política de una propiedad cuando solo el 6 % del territorio era de origen judío y el resto de origen árabe (Gijón Mendigutía, 2023). Finalizo con esta cita: “Los palestinos que fueron expulsados jamás han podido regresar a sus hogares” (National Geographic, 2023).
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