Según el Informe de Estado de la Población 2023 de las Naciones Unidas, la India ya ha despuntado a China como el país más poblado del mundo, superándola por 14 millones de habitantes este año, con tendencia a ampliar esta brecha a 360 millones para el año 2050. ¿Qué implicaciones tiene este cambio en la orientación de la producción global y las cadenas de suministro? ¿Esperamos cambios inmediatos?
Vayamos con calma. Tengamos en cuenta que uno de los desafíos más importantes que enfrenta India es su insuficiente infraestructura, especialmente en el ámbito energético. Esto puede afectar negativamente la eficiencia y productividad de las empresas, lo que le dificulta competir a nivel internacional.
Su burocracia y rigidez regulatoria también representan un obstáculo importante para la atracción de inversiones extranjeras. La complejidad de los trámites y la falta de transparencia desalientan a los inversores y dificultan la creación de negocios eficientes y competitivos.
El sistema de castas en India es otro factor a considerar. Si bien la constitución india prohíbe la discriminación por motivos de casta, esta aún persiste en varios sectores de la sociedad, lo que afecta la movilidad laboral y las oportunidades de educación y empleo para ciertos grupos de la población.
China, por otro lado, ha construido una sólida ventaja competitiva industrial debido a su mano de obra barata, pero principalmente a su capacidad de producción masiva eficiente, aunque enfrenta sus propios problemas demográficos. El envejecimiento de su población supondrá la disminución de su fuerza laboral, aumento en costos laborales y un desafío para el estado chino en cuanto a costos sociales y de salud, lo que puede estimular a las empresas a buscar países con población joven y en crecimiento, como, por ejemplo, la India.
Es por ello que, si bien India se ha convertido en el país más poblado del mundo, esto será relevante para la producción global y las cadenas de suministro en el futuro, siempre que supere sus desafíos internos. Por otro lado, China también enfrenta retos demográficos, lo que podría impulsar a las empresas a considerar a India como una alternativa a largo plazo.
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