Las tecnologías generativas basadas en Inteligencia Artificial (IA) están transformando nuestra forma de vivir, trabajar y consumir contenidos y productos. La educación no queda al margen de esta revolución. Por un lado, algunas instituciones educativas han prohibido su uso debido a que poseen la habilidad de generar textos coherentes en cuestión de segundos. Por otro lado, en diferentes contextos se promueve su uso como una herramienta que amplía las capacidades creativas tanto de profesores como de estudiantes.
Las preguntas clave son: ¿cómo se puede determinar si un estudiante ha aprendido el contenido esencial de un texto cuando resulta complicado discernir si lo redactó de forma independiente o si recibió ayuda adicional? Además, ¿cuán relevante es comprender estas herramientas de generación de texto, incluso si no se utilizan directamente en el aula o en el día a día? La notabilidad de las preguntas lleva al análisis del uso responsable y crítico de estas tecnologías en el ámbito educativo.
Al respecto, conviene decir que en el ámbito educativo se debe impulsar el desarrollo de la habilidad de observar la práctica con curiosidad y reflexionar sobre el propósito más profundo de la mediación de los aprendizajes. En otras palabras, se debe cuestionar acerca de las interacciones en las aulas y cómo afecta a los actores educativos. Más aún, se deben explorar diversas perspectivas para comprender la complejidad inherente a cada situación de enseñanza y aprendizaje. Así también, investigar el proceso didáctico, tanto individualmente como en colaboración con otros.
En última instancia, la práctica reflexiva invita a explorar los vínculos entre los objetivos, las acciones y los resultados que se obtienen, con el objetivo de transformar continuamente la labor docente en nuestro país.
Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), un sistema de IA es una entidad computacional que, basándose en objetivos explícitos o implícitos, infiere resultados a partir de los datos de entrada que recibe. Estos resultados abarcan desde predicciones hasta recomendaciones o decisiones, y tienen la capacidad de afectar tanto entornos físicos como virtuales.
En resumen, los sistemas de IA funcionan como herramientas que procesan información para producir resultados beneficiosos en diversos campos. La revolución tecnológica ha traído consigo numerosos beneficios y oportunidades, pero también ha planteado retos significativos que debemos abordar.
Generativo no es lo mismo que creativo
Cuando los seres humanos escribimos algo nuevo, tejemos una red de conocimientos, conexiones con otros textos y habilidades que hemos desarrollado a lo largo del tiempo. Sin embargo, al contrastar esto con los mensajes generados por la IA, se revela una característica fundamental: su naturaleza “alimentada” por información preexistente. La IA recicla, reformula y cambia el formato de ideas ya concebidas por otros. Aunque podría considerarse que reciclar es, en sí mismo, una forma de creación, debemos ser conscientes de que, debido a su funcionamiento estadístico, estas herramientas no pueden interpretar la información existente de manera novedosa y creativa, como lo hacemos los seres humanos.
Al igual que cualquier tecnología, los sistemas de IA están influenciados por las perspectivas y posiciones de quienes los crean, incluyendo sus sesgos culturales, de género y de clase. Este aspecto se relaciona con la naturaleza sociotécnica de todas las actividades humanas, abarcando desde las estrategias comerciales de las empresas propietarias de las plataformas hasta la compleja adquisición de habilidades para navegar en entornos digitales.
Definitivamente, hasta el día de hoy, la IA es una herramienta poderosa, pero no puede reemplazar la creatividad humana. La verdadera magia ocurre cuando combinamos ambos mundos: la lógica estadística de la IA con la imaginación y la intencionalidad de los seres humanos.
Para colaborar con los estudiantes
- Crear entornos de trabajo con herramientas generativas como Perplexity, Gemini, Copilot, ChatGPT, entre otras. Además de diseñar consignas, evaluar las creaciones basadas en lo aprendido en clase o en la literatura y debatir la calidad de los resultados.
- Cuando el texto generado difiere significativamente del contenido esperado, es importante evaluar la calidad del enunciado inicial. Si es necesario, reformúlalo y considera qué información adicional podría ser relevante para obtener el resultado deseado.
- En el ámbito educativo, es relevante debatir cuándo y por qué las aplicaciones basadas en IA son más efectivas. Por ejemplo, ¿son útiles para buscar información sobre un tema o para generar un texto específico cuya calidad debemos evaluar? Explorar estas cuestiones nos permite comprender mejor cómo aprovechar estas herramientas en diferentes contextos.
Para fortalecer la labor docente
- Explorar de manera práctica la creación de textos que forman parte de nuestro día a día, como la redacción de correos electrónicos o mensajes dirigidos a estudiantes, profesores y familias, así como la solución de tareas que normalmente realizamos en clase, instrucciones de trabajo en distintos formatos y esquemas de evaluación. Es importante examinar la calidad y pertinencia de estos textos generados.
- Una estrategia consiste en experimentar la creación de secuencias didácticas o materiales para el aula que simplifiquen conceptos. Por ejemplo, podemos tomar un texto extenso y solicitar una síntesis breve. También es posible pedir una síntesis específica para estudiantes de 30 años. Al seguir este enfoque, obtendremos gradualmente materiales adaptados a nuestro contexto educativo.
- Se puede comenzar insertando un texto o trabajo realizado por un estudiante y luego pedir la elaboración de un informe de retroalimentación. Este informe debería incorporar criterios de evaluación claros, identificar las secciones relevantes para la revisión y detallar la estructura que debe seguir el comentario para ser efectivo.
En conclusión, la revolución tecnológica plantea un desafío urgente: adaptarnos rápidamente a los cambios impulsados por la masificación de tecnologías disruptivas, como la Inteligencia Artificial. La IA, siendo una tecnología de propósito general, tiene un impacto transversal en la educación. Por lo tanto, es crucial empoderarnos en su desarrollo y uso para aprovechar las oportunidades futuras.
Por esta razón, la Universidad César Vallejo ya inició un camino de prospección con lazos que fortalecen el emprendimiento y el uso adecuado de la IA, junto a grandes instituciones tecnológicas como el Massachusetts Institute of Technology (MIT). A su vez, lidera la transformación digital con tecnologías de Huawei, como iCloud e Inteligencia Artificial, para que en corto plazo este conocimiento siga incluyéndose en el currículo académico y lograr una enseñanza efectiva dirigida a los estudiantes. Esto implica abordar sectores específicos y anticipar la necesidad de adaptación y formación continua para reducir las brechas existentes.
Finalmente, el futuro desarrollo económico del Perú está estrechamente ligado a la IA, hasta el punto de que su tasa de crecimiento podría experimentar un incremento significativo para el 2035. Los progresos en el desarrollo de tecnologías emergentes –como la IA– están transformando la dinámica laboral y se prevé que esta tendencia continúe en las próximas décadas. De hecho, se estima que para 2027, aproximadamente el 42 % de las tareas empresariales estarán automatizadas (World Economic Forum, 2023).