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Recuperación del crecimiento económico en el Perú (enfoque keynesiano)

Por: Mgtr. Orlando Emilio Sotelo Sherón
Docente de la Escuela de Administración
Campus Moyobamba
Junio 03 de 2024
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Mgtr. Orlando Emilio Sotelo Sherón

Si tomamos como referencia desde el gobierno del expresidente Pedro Pablo Kuczynski, la política económica del Gobierno actual enfrenta el legado de un ochenio fallido marcado por la participación de 5 presidentes, en su mayoría cuestionados y con resultados muy pobres, comparados con los ambiciosos objetivos que las administraciones salientes fijaron desde hace ocho años.

 

En ese contexto, el Perú se ha visto involucrado, ha tenido y sigue enfrentando varios retos de política económica con el fin de mantener la estabilidad macroeconómica, mejorar el PBI, controlar la inflación, reducir la informalidad, combatir la pobreza, la desigualdad, las secuelas del COVID-19, etc. Tales problemas macroeconómicos son de gran importancia para el país y requieren de una atención inmediata.

 

Desde mi punto de vista, la prioridad debió y debe estar centrada en acelerar el crecimiento económico (aumento del PBI) en base al aumento de la demanda agregada, por el impacto multiplicador keynesiano en la economía, donde la lógica secuencial de incrementar la demanda agregada, motivada por el gobierno, incentiva la producción en bienes y servicios, mejorando el nivel del empleo, posibilitando un mayor consumo y, este a su vez, mayor producción, inversión y así sucesivamente.  

 

Un mayor crecimiento, a tasas de al menos 4 % al año y controlando la inflación, es un verdadero imperativo porque vincula crucialmente la consecución de otros objetivos de la política económica en favor del ciudadano. Sin embargo, cabe precisar que la falta de crecimiento económico no es el origen de todos los males, pero tiene que ver en menor o mayor medida con buena parte de ellos.

 

¿Por qué es un imperativo recuperar el crecimiento económico que hemos tenido en las últimas tres décadas en comparación con lo ofrecido en el ochenio que está terminando?

 

Porque no se tiene que prolongar el semi-estancamiento en el que hemos y estamos viviendo, puesto que implicaría continuar con las tendencias adversas para la economía peruana, su impacto en el empleo, la distribución del ingreso, el consumo y la demanda agregada.

 

  • El estancamiento o incluso el declive de la productividad de los sectores formales e informales de la economía, al ser incapaces de absorber el aumento de la oferta de trabajo, ocasiona desempleo.
  • La tendencia de los salarios formales reales a la baja como producto del estancamiento e inflación, o el declive de la productividad informal y de los ingresos informales que constituyen un freno para que mejoren los salarios formales del trabajo de baja calificación.
  •  La concentración del ingreso en favor del capital, como consecuencia de la decreciente participación de los ingresos del trabajo, como resultado de salarios reales a la baja a largo plazo y el crecimiento modesto de la productividad formal.
  •  La creciente desigualdad en la distribución del ingreso personal como consecuencia de la tendencia anterior en la distribución funcional, que implica un aumento de la participación en el ingreso del factor más desigualmente distribuido: el capital (los ingresos del capital que contribuye a una concentración bruta del ingreso en el tope de la distribución).
  • Altas tasas de pobreza que no muestran tendencia a caer a pesar de los programas sociales de combate a la pobreza. La tasa de pobreza en la actualidad es del orden de la de hace 30 años, como resultado de un crecimiento mediocre y una desigualdad creciente.
  • La incapacidad del gasto por parte de las instituciones del Estado o situaciones de insuficiencia de recursos públicos para financiar la provisión de bienes públicos, incluyendo los más básicos como la provisión de seguridad (lo que se refleja en tasas de criminalidad y violencia descontroladas) y la de servicios de salud y la educación de calidad para la población, especialmente para la más pobre.

 

La teoría macroeconómica keynesiana nos ofrece su receta para salir de la crisis económica, basada en la dinámica del gasto público, pero entiéndase, no del gasto en planillas de los servidores públicos, sino, que dicho gasto sea como inversión pública productiva. Ello, aunado a una correcta y óptima reestructuración.

 

Para un mayor crecimiento (PBI), la propuesta keynesiana señala que, incentivar la demanda agregada vía gasto público, es el mejor antídoto para combatir el desempleo e inclusive para evitar el sobreendeudamiento del sector público, permitiendo preservar la estabilidad macroeconómica. Entonces, es conveniente acelerar el crecimiento económico y ser tomado como prioridad mayor. Ello permitirá que el Estado tenga más recursos (al generarse mayor producción puede recabar más ingresos fiscales) y pueda actuar en favor de la población.

 

En ese orden de ideas, un planteamiento de solución estaría enfocado en la dinámica de la inversión del gasto público como dinamizador de la economía, basada en aumentar la demanda agregada y su impacto en el crecimiento económico y empleo. Puesto que, habiendo empleo, la población consume, habilitándose una mayor producción en bienes y servicios. Ello permite continuar con el posterior espiral de la inversión-producción para atender las necesidades de demanda.

 

La evidencia empírica en diversos países y épocas, nos indica que primero tiene que existir crecimiento económico y, casi paralelamente, para que este sea sostenible, tiene que generarse desarrollo económico y social en la comunidad. Si lo segundo no ocurre a un ritmo adecuado, se corre el riesgo de que la desigualdad de ingresos en la población, y sus consecuentes conflictos sociales, actúen como un impedimento a un mayor crecimiento económico.

 

Concuerdo con muchas posturas respecto de que los factores del crecimiento económico estarían basados en incentivar la demanda agregada provocada por el  Estado como promotor de la inversión púbica en: capital físico e infraestructura, capital humano y educación, así como también el apoyo y la participación de las políticas estructurales (contra la desigualdad), políticas de estabilización (ciclos económicos, control de la inflación), con condiciones financieras (tasa de interés)  y condiciones externas (términos de intercambio) favorables. En igual forma, se tiene que continuar con el impulso de la descentralización y mayor atención a las provincias del Perú.

 

Como se aprecia, hay una larga lista de condiciones para que exista crecimiento, pero también debe ir de la mano con el desarrollo económico, buscando una mejor calidad de vida para la población. Todo esto, entendido como un proceso de transformación estructural que mejore el sistema económico de nuestro país. Finalmente, acorde con lo expresado, agregaríamos el aporte de la inversión privada, la mejora continua, la innovación, el emprendimiento, la mejora en los métodos o procesos de trabajo, y todo ello con la finalidad de aumentar la productividad.

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