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Un estigma persistente: desafiando la discriminación hacia las personas con VIH en el siglo XXI

Por: Lic. Edgar Luis Gutiérrez Ruiz
Jefe de Practicas de la Escuela de Psicología
Campus Moyobamba
julio 24, 2025
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Pese a diversas campañas, actividades e iniciativas, el diagnóstico de VIH, en los últimos años, sigue siendo sinónimo de estigma. Más allá de las implicaciones médicas, este virus carga un peso psicológico devastador, alimentado por prejuicios y miedos arraigados en la ignorancia que impiden una adecuada adherencia al tratamiento. Desde una perspectiva psicológica, la discriminación hacia las personas con VIH no solo vulnera sus derechos, sino que también erosiona su bienestar emocional y mental. Esto crea un laberinto invisible de sufrimiento que, en algunos casos, lleva a la persona a tener conductas de riesgo, como decidir no protegerse y asumir actitudes que buscan castigar a la sociedad su situación.

 

El estigma del VIH se manifiesta en múltiples formas, desde el rechazo familiar y social, el aislamiento, y la exclusión laboral y educativa, e incluso violencia verbal y física. Estas experiencias negativas y traumáticas pueden desencadenar una serie de trastornos psicológicos, algunos de ellos pueden ser la depresión, ansiedad y baja autoestima. Además, puede generar una pérdida del sentido de existencia o de propósito. Las personas con VIH se enfrentan a una doble batalla: la luchar contra el virus y contra el estigma internalizado, que los lleva a sentirse avergonzados, culpables y aislados.

 

La discriminación también afecta la adherencia al tratamiento, el miedo al rechazo y la vergüenza, puede llevar a las personas a ocultar su diagnóstico, lo que dificulta el acceso a la atención médica y el seguimiento adecuado. Además, el estrés y la angustia crónica generados por la discriminación pueden debilitar el sistema inmunológico, generando que las personas estén más vulnerables a otras infecciones como el TBC, la lepra, entre otras.

 

Es crucial comprender que la discriminación, no es solo un problema social, sino también un problema de salud mental desde la psicología. El discurso socrático es una herramienta eficaz para ayudar a las personas con VIH a desafiar los pensamientos negativos y distorsionados que alimentan el estigma internalizado. A través del análisis de sus ideas y dudas, la persona puede encontrar una solución al problema de la discriminación. Asimismo, la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) puede ayudarles a admitir sus emociones y a vivir una vida plena y significativa, a pesar del estigma.

 

Además, es fundamental promover la educación y la sensibilización sobre el VIH y, en general, sobre las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). La información precisa y actualizada debe adaptarse a la realidad cultural del Perú, para que su impacto pueda desmitificar creencias erróneas y reducir el miedo y la discriminación. Es por ello que las campañas de sensibilización deben enfocarse en promover la empatía, recordando que las personas con VIH son seres humanos con los mismos derechos y necesidades que todos.

 

En última instancia, la lucha contra la discriminación hacia personas con VIH requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a la sociedad en general, entre ellos profesionales de la salud, educadores y sobre todo legisladores. Solo a través de un esfuerzo conjunto podremos construir una sociedad más inclusiva y respetuosa, donde las personas con VIH puedan vivir libres de estigma y discriminación.

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