No salimos de un contexto de emergencia mundial para sumergirnos en otro: las particularidades de la máxima creación en el mundo y su apetito de poder y ganas de controlar los recursos.
El pasado 13 de marzo, el gobierno estadounidense otorgó luz verde a la empresa ConocoPhillips para que pueda realizar trabajos en tres áreas de perforación ubicadas en una zona conocida como Reserva Nacional de Petróleo, uno de los lugares más ricos en biodiversidad y de los menos explorados por los Estados Unidos, con el solo propósito de iniciar la explotación de petróleo y gas en territorio de Alaska.
El mencionado hecho generaría impactos negativos al planeta, agotando los ya pocos recursos disponibles, alteración ecofisiológica global, ya que cada ser vivo y no vivo cumple un papel funcional en un ecosistema determinado lo cual contribuye a la biosfera.
Es preocupante esta nueva situación de riesgo mundial; nos encontramos desprotegidos. Nuevamente, la salud pública y el acceso a la anhelada calidad de vida se pone en riesgo. Es momento de evaluar tecnologías ambientales que permitan ciudades sostenibles y alargar la vida del planeta.
Los recursos que tiene el planeta como el aire, agua y suelo, los cuales tienen una interconexión única, se verán afectados en todo el planeta, alterando los ciclos biológicos que se llevan a cabo y que son de gran importancia para la supervivencia de la vida humana en el planeta.
Hoy, en medio de un escenario de cambio climático, se deben abordar acciones de mitigación y adaptación, pero no de generación de mayor daño al ambiente, es por ello que, frente a este hecho, mi persona y la comunidad educativa a la cual represento nos ponemos de luto como señal de duelo por la intención de muerte a la biodiversidad y el atentado a la calidad de vida para fututas generaciones.
Como seres con alto sentido humanístico, sostengo que debe haber un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta.
“Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos” (Laudato Si n. 14).
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