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Debajo del sombrero

Por: Universidad César Vallejo
abril 13, 2022
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Cuando Pedro Castillo inició su mandato, contaba con el apoyo de Vladimir Cerrón, el respaldo de su partido político y otros más. El tiempo ha ido pasando y el presidente perdió el apoyo de todos aquellos que creyeron en él (Infomercado.pe, 2021). La imagen que Castillo proyectaba era la del hombre humilde y honesto, dispuesto a acabar con la corrupción, lo que nos recuerda el inicio de Rebelión en la granja, fábula escrita por George Orwell (1945) en la que un grupo de animales se rebela contra los humanos opresores, estableciendo que los primeros jamás se comportarían como los últimos: “Cuatro patas sí, dos pies no”. Pero, así como en la fábula, los cerdos liderados por “Napoleón” fueron cambiando hasta negociar con los opresores, vestir como ellos e incluso andar en dos patas.  Como en el libro, Castillo parece negociar en la oscuridad con quien no debería. Se ha reunido con Karelim López (vinculada con la licitación del Consorcio Puente Tarata III) y con Marco Antonio Villaverde, gerente de Mazavig (investigado por presunto lavado de activos). Para el presidente, solo se trata de “reuniones de carácter personal”. Debido a su poca transparencia, la Contraloría General de la República lo está investigando (Gestión, 2021). Aquí es donde la fábula parece cobrar vida, en la relación que Castillo pudiera tener con estos empresarios, dado que necesita aliados para permanecer en el poder, aunque estos no estén libres de polvo y paja. Como menciona Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente”. Pese a las reiteradas mociones de vacancia, la necesidad del presidente de permanecer en el poder lo dibuja como “un cerdo que camina en dos patas”. Finalmente, las acciones de Castillo en búsqueda de apoyo han generado un ambiente muy negativo en la economía. Las malas decisiones, una vacancia que se avizora… todo ello no hace más que generar que la economía decaiga. Según Moodys (2021): “Perú se empieza a parecer a un mediocre más de Latinoamérica. Ya no es la estrella que era”, es decir, se le considera corrupto. Estas situaciones de inestabilidad y corrupción han elevado el riesgo país, que subió a 1.61 puntos según JP Morgan (2021).  De hecho, la necesidad de quedar bien con el pueblo para ganar apoyo se materializó con la entrega de bonos, el supuesto incremento salarial, entre otros. Esto no ha hecho más que perjudicar la economía. Por otro lado, el Instituto Peruano de Economía generó un reporte en el que menciona que el Gobierno no ha respetado la institucionalidad fiscal y solo ha logrado elevar la deuda pública a 34.9 (la más alta en 15 años), considerando el gasto público excesivo. Lo que no apoya a un buen desarrollo macroeconómico (IPE, 2021). En otros países, la corrupción los ha llevado a caer con índices inflacionarios altos, tipos de cambio fluctuantes y una incertidumbre agobiante. Nuestro país ha cambiado de trayecto y se ha unido a una economía más de Latinoamérica, con una inflación en 5.83 % y un tipo de cambio que varía según las palabras y acciones del presidente (BCR, 2021). Hoy por hoy, el pueblo peruano se debate entre bonos repartidos a diestra y siniestra, una inflación que va creciendo, inversionistas que prefieren poner sus ojos en otro país, una deuda pública que amenaza con tragarse lo que encuentre a su paso y una posible vacancia presidencial. La realidad ha superado con creces la fábula de Orwell.
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