El 15 de marzo del 2020, el territorio nacional entró en un proceso de confinamiento con el objetivo de resguardar la salud de las personas y evitar la infección por el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, el cual, en sus más de dos años de aparición en nuestro país, ha ocasionado más de 200 mil pérdidas humanas; asimismo, en materia económica, fue un duro golpe tras las medidas adoptadas por los gobiernos de turno.
Una de estas y la que más problemas generó fue la cuarentena total a la que nos vimos sujetos por varios meses. El Gobierno integró un proceso preventivo que buscaba frenar el contagio; en ese tiempo se lanzó una infinidad de campañas publicitarias que no tuvieron ningún impacto ante el avance del coronavirus y la economía del Perú hasta la actualidad muestra variaciones negativas, por lo que los principales indicadores macroeconómicos se encuentran aún afectados. Por tal razón, en el presente artículo revisaremos cuál ha sido el impacto del coronavirus en la economía de nuestro país.
Al llegar el coronavirus, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a este virus como una pandemia a nivel global. Tras confirmarse el primer caso de COVID-19 en territorio nacional, se estableció un primer confinamiento que se extendió hasta el 26 de junio, cuando el Gobierno, después de una rigurosa evaluación, decidió sentar ciertas restricciones con medidas más estrictas de confinamiento y establecer reducidos horarios de tránsito y el estado de emergencia que continúa vigente. Asimismo, se establecieron cuarentenas focalizadas y horarios restrictivos para salir a la calle (Bedford et al., 2020).
En otros términos, las medidas que se emplearon para poder manejar y controlar al coronavirus tuvieron un efecto notorio en los principales indicadores macroeconómicos en las políticas fiscales y monetarias, evidenciado en los índices porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI), Producto Bruto Nacional (PBN), la inflación, el incremento del riesgo país y la balanza de pagos, además de los diversos índices económicos; esto fue generado por la inmovilidad de los ciudadanos y diversas dificultades como el trabajo no presencial y el gradual incremento de desempleo y cierre de empresas. (Deb et al., 2020).
Debido a que este virus provocó una gran desaceleración en la economía del mundo y apuntó directamente al intercambio comercial de bienes y servicios, se provocó un desabastecimiento de bienes básicos e insumos para que las empresas pudieran producir; consecuentemente, se vivió un periodo de escasez y alteración en los principales mercados de commodities que con el paso del tiempo se lograron estabilizar. Hoy por hoy, la incertidumbre sigue debido a los efectos de las mutaciones del COVID-19, las cuales provocan rebrotes en diversas partes del Perú y llevan a tomar medidas que no permiten una continua reactivación económica en diversos sectores. (Mckibbin y Roshen, 2020).
De acuerdo con Trujillo y Mendoza (2021), estos efectos provocaron que los grados de inversión se redujeran ya que la incertidumbre de las personas al no tener un trabajo seguro los llevaba a evaluar otras opciones; al ser este un problema latente, se establecieron políticas macroeconómicas que buscaban dar una estabilidad económica y financiera, se plantearon nuevas estrategias y metas para poder lograr un equilibrio en la economía nacional. Asimismo, el impacto también se reflejó en los retrocesos y fluctuaciones bajas, además se pudo observar el crecimiento del desempleo y un aumento significativo de la informalidad en nuestro país que alcanzó más del 70% y agravó este problema que se venía arrastrando desde años anteriores. Por otro lado, la suspensión de labores de diversas empresas, tanto públicas como privadas, desencadenó condiciones negativas para que estas tengan ganancias y produzcan, lo cual afectó al PBI. Así, el Gobierno estableció la entrega de créditos con tasas de interés bajas para que estas pudieran reactivarse, denominadas Reactiva Perú.
En cuanto a la tasa de interés (TI), durante la pandemia y hasta la actualidad fluctuó por el riesgo que atraviesan las entidades y agentes financieros debido al déficit; al brindar facilidades de reingreso de dinero, la tasa de retorno fue del 0,25 %, la cual se mantiene mínima. El tipo de cambio fue otro factor que se evidenció desde la inestabilidad hasta llegar a la reactivación económica que aún está en proceso, pues este permite con un minucioso análisis que el Estado adopte ciertas decisiones y se puedan plantear políticas monetarias en cuanto a las especulaciones del sol y el dólar americano.
Finalmente, nuestro país aún se encuentra en un proceso de reactivación; atravesamos no solo una crisis sanitaria sino también una gran crisis política, la cual evidencia un futuro incierto. No solo la pandemia se ha convertido en un problema, actualmente el Perú cuenta con una inflación de 5,83 %, con un tipo de cambio variable según las acciones del mandatario (BCRP, 2021). Hoy, nuestro pueblo se tambalea entre bonos entregados sin mesura, una inflación que crece cada vez más, el riesgo país que se incrementa, un tipo de cambio variable y una deuda pública que nos tiene en jaque y hace que muchos inversionistas prefieran otros mercados.
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