Cuando inventamos algo nuevo que genera un gran impacto y expectativa, decimos que a través de la historia ya hemos tenido momentos muy parecidos, como ocurrió con la imprenta, el automóvil, la computadora o el internet, y que poco a poco nos iremos acostumbrando a ellos, sin que esto nos genere un mayor temor porque “ya lo vivimos antes”.
Pero con la Inteligencia Artificial (IA), según el historiador Yuval Noah Harari, autor de Sapiens, ocurre algo muy diferente debido a que la considera el “invento más importante de la historia”, porque tiene un poder muy especial: puede tomar decisiones por sí misma, es decir, no necesita de la manipulación o supervisión del ser humano para actuar. Antes de la IA, las personas eran quienes decidían cómo usar ese nuevo “poder” obtenido, pero ahora, ese poder lo hemos delegado a la IA.
Hasta ahora siempre habíamos tenido el “poder” sobre qué hacer con los nuevos inventos, por ejemplo, la dinamita podemos usarla para realizar voladuras de rocas en la minería, así como también en actos terroristas; el internet puede ser una herramienta para masificar el conocimiento, realizar inversiones o generar empleos, pero también puede ser usado para publicidad invasiva, exponernos a contenidos inapropiados o delincuencia digital.
La IA puede darnos muchos beneficios como en el análisis de datos, utilizando algoritmos inteligentes y técnicas con aprendizaje automático, que llegan a ser usados en la medicina al brindar información oportuna sobre tratamientos y procedimientos exitosos, con pacientes todavía hospitalizados, etc.; o, por otro lado, puede aplicarse en las ventas, procesando un gran volumen de datos en tiempos muy cortos para analizar patrones y tendencias. Entonces, ¿cuáles serían sus desventajas?
La primera sería que IA no solo genera soluciones para sí misma, sino también ejerce decisiones que afectan a los seres humanos; a saber, cuando revisamos publicaciones en Facebook o vemos videos en YouTube, es una IA la que nos sugiere qué leer o ver, no una persona. Esta información es procesada y analizada, con lo cual, la IA conoce nuestros patrones y nos hace predecibles ante ella, y por qué no decirlo, nos conoce más que otras personas.
Otra desventaja a tomar en cuenta es que la IA puede crear ideas por sí misma. Consigue escribir textos, crear imágenes o videos entre otras muchas cosas, es decir, hemos concedido el “poder” creativo a la IA. Si bien es cierto, realiza grandes aportes a nuestra sociedad, también nos vuelve indefensos ante ella. Por ejemplo, en la actualidad dejamos de leer continuamente. Ahora preferimos ver videos y con la IA que escribe y crea videos, nos hacemos más manipulables.
Vivimos entonces con un invento que nos genera incertidumbre, en todos los aspectos, como nunca antes lo habíamos vivido. Jamás habíamos cedido ese “poder” y ahora quedamos vulnerables ante las decisiones y las nuevas ideas que tome la IA, con las cuales ya convivimos y que tienen los medios para difundirlas apelando a nuestras emociones y sentimientos, menoscabando así nuestro pensamiento abstracto y razonamiento. Es vital para nuestra existencia vigilar ese “poder” y tomar nosotros las decisiones sobre el futuro muy próximo.
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