Si bien la responsabilidad social no tiene un inicio fijo, a fin de marcar algún antecedente, podríamos decir que la estrategia de responsabilidad social empresarial y creación de valor es un concepto que aparece de forma explícita a mediados del siglo XX y toma una gran relevancia en este siglo. Sin embargo, se puede afirmar que en términos éticos y morales esta ha estado presente desde los inicios de la historia de la humanidad a través de normativas para garantizar correctas prácticas comerciales.
La esencia de la responsabilidad social, a la que podríamos llamar comportamiento ético, va desde lo individual hasta lo corporativo, abarcando en este desarrollo numerosos conceptos que han sido incorporados a lo largo de la historia hasta formalizarse en lo que es actualmente.
En la actualidad, la responsabilidad social adquiere importancia respecto de sus alcances e implicaciones en los intereses de los empresarios, en la cultura, el desarrollo de las regiones, la calidad de vida de sus habitantes y en el ambiente.
En un mundo en crisis de sustentabilidad y de recurrentes crisis sociales ocasionadas, en parte por una inadecuada gestión de los impactos y los valores de la empresa, muchas empresas se han visto obligadas a la adaptación inmediata de su modelo de negocio a los factores sustentables y de valor compartido con la sociedad. Lo mencionado anteriormente ha permitido y sigue permitiendo generar nuevos modelos de negocios “inclusivos” en donde los beneficios alcancen a los diferentes grupos de interés de la empresa.
Para que estos modelos de negocios sustentables produzcan y brinden resultados eficaces, hace falta una correcta interpretación de los escenarios y necesidades de los grupos de interés, una visión de cuidado con los impactos y un análisis de las capacidades y recursos externos precisos. Para ello, es necesario el desarrollo de un sistema de gestión sustentable desde una perspectiva estratégica que se inserte dentro del denominado ciclo estratégico y que dé valor a los diferentes grupos de interés con los que interactúa la empresa.
Competir en un mercado globalizado actualmente es una tarea difícil para las empresas. Los mercados están saturados de numerosos productos y servicios, todos ellos similares en cuanto a calidad y precio, sustituibles y, en su gran mayoría, igualmente buenos y competitivos.
Es importante mencionar que en tiempos del COVID muchas marcas tuvieron una temprana reacción frente a la “nueva normalidad” impuesta por la pandemia del coronavirus, como el cambio de sus isologotipos. Marcas como Audi, Coca-Cola y MercadoLibre adoptaron este cambio.
No podemos dejar de mencionar a Pilsen Callao, quien lanzó una genialidad de campaña, donde quita los colores a su etiqueta para ahorrar costos que serán invertidos en fabricar mascarillas para los bodegueros/as. Junto con esta coyuntura, la responsabilidad social corporativa se ha vuelto una necesidad para las empresas que quieren resaltar en un contexto cada vez más apremiante para la economía de los peruanos.
La tendencia actual es la transformación de este concepto y, para ello, los organismos públicos y gobiernos descentralizados están jugando un rol importante. Mencionado ello, la Dirección Ejecutiva de Medicamentos, Insumos y Drogas (DEMID), junto con la Dirección de Salud - I Callao, meses atrás viene fomentando la incorporación de RSE otorgando premios a las empresas farmacéuticas del Callao (“Distinción a establecimientos farmacéuticos con responsabilidad social”) con la finalidad de promover que las empresas pertenecientes a distintos sectores empleen como parte de sus estrategias la responsabilidad social con valores. Ser socialmente responsable tiene un impacto significativo en la reputación e imagen de la empresa, especialmente como marca empleadora.
En el Callao existen empresas que están desarrollando esta nueva tendencia, incorporando una política transparente, responsable y confiable que es la base para un desarrollo sostenible. Además de tener estrategias para seguir siendo empresas socialmente responsables y que sigan contribuyendo positivamente en los sectores industriales en los que se encuentran.
La sostenibilidad y responsabilidad social empresarial no solo resultan familiares para el consumidor, sino que también se entienden como elementos que pueden modificar las preferencias de estos. Es aquí donde las empresas deben comenzar este gran cambio que finalmente las llevará a un mayor crecimiento y sostenibilidad en el tiempo.
Noticias relacionadas