El presente artículo tiene como objetivo destacar las bases del proceso de inclusión educativa como un reto social compartido dentro del proceso multidisciplinario y multifactorial en la atención educativa de los escolares posterior a la época de emergencia sanitaria; destaca, además, una de las acciones importantes que en el Perú se ha asumido desde el Ministerio de educación (Minedu) para la atención a niños y niñas con desventajas social y económica, constituyéndose en factores de riesgo social, considerando la estrategia Aprendo en Casa como un conjunto de nuevas medidas que buscaban regular el servicio educativo a distancia durante el periodo de emergencia sanitaria y social, realizando modificaciones curriculares, pedagógicas y de evaluación.
Esta estrategia integró además una serie de servicios, programas de capacitación y productos educativos para estudiantes de la EBR y la EBE, como programas de televisión y radio haciendo uso además de plataformas web; sin embargo, estas acciones generaron a su vez brechas de atención a los estudiantes con alguna discapacidad o la deficiencia en la atención de servicios complementarios, como alimentación y exámenes médicos, o a mecanismos de orientación en caso de violencia, maltrato y abandono. Por ello, se considera que pudo afectar, asimismo, su estado nutricional y aumentar los casos de abuso no reportados durante el confinamiento o que en algunos casos se retroceda en los avances logrados en materia educativa.
El proceso para la atención educativa de niños con necesidades educativas especiales, la transformación de espacios educativos en centros interdisciplinarios, la aplicación de estrategias pedagógicas individualizadas, técnicas y tecnologías se convierte en responsabilidad del Estado desde la atención directa a los procesos de inclusión social, garantizando tres aspectos fundamentales: infraestructura, personal capacitado y atención multidisciplinar; en este contexto, la inclusión debe considerarse como parte de una lucha más amplia contra la práctica y discursos exclusivistas, y la ideología, que considera a cada individuo aislado e independiente.
A partir del reflejo real de las necesidades educativas; las universidades son responsables de la correcta formación, capacitación, superación en un perfil amplio de los profesionales de la educación; más que un gestor educativo, para la atención de los niños respetando sus particularidades de aprendizaje, psicológicas y de inserción social.
Se concluye planteando que los avances alcanzados en la Década de Inclusión indican la continuidad hacia el desarrollo de factores indispensables: la preparación profesional y diferenciada de los docentes que en situaciones de pandemia han ido en retroceso, se considera que el reto del proceso de inclusión pasa por la unificación de factores sociales que influyen en su desarrollo y sobre todo la posición política del Estado y sus instituciones son la base que permite que los docentes asuman los procesos de formación, capacitación y superación hacia la inclusión educativa con un sentido ético.
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