El control de la inflación es uno de los objetivos de las políticas macroeconómicas y debe estar dentro del rango meta de 1 a 3 %. Si excede de ello, es perjudicial para la economía.
Actualmente, según el INEI, la inflación acumulada en los últimos 12 meses es de 8,53 %, lo que supera las expectativas de 4,89 %. Este shock económico se dio por la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, que afectó a muchos países, entre ellos a los de América Latina; sin embargo, el país maneja la tasa más baja en comparación con otros países de la región. La política fiscal y monetaria actúan de manera preventiva y de estabilización; por su parte, el BCR aplica operaciones de inyección y esterilización, encajes e intervención cambiaria para asegurar que los mercados funcionen correctamente y así evitar que el tipo de cambio siga perdiendo volatilidad, lo cual afecta a la actividad económica.
Por otro lado, la tasa de interés de referencia subió a 7 % como una medida adoptada por el BCR. A su vez, los problemas políticos y las nuevas elecciones han generado mucha inestabilidad económica, ahuyentando las inversiones e impactando en la producción y el empleo en 6 %, sumado a que hemos retrocedido nueve años en ingresos laborales, con una informalidad en el empleo de más del 76 %.
La economía peruana sigue estancada, existe una desaceleración del crecimiento económico fuerte, al crecer solo en 1,6 % durante el segundo trimestre del año, según el BCR, con un creciente de menos del 3,6 % respecto al 2021. Los ingresos fiscales fueron afectados en 2,5 % con una proyección a bajar en 0,03 % al 2023, lo cual quiere decir que a un mediano plazo tampoco se espera una alta recuperación económica y que seguiremos careciendo de recursos económicos para afrontar la crisis.
La inflación genera gran preocupación e incertidumbre a las inversiones, al consumo, a la producción y las exportaciones, variables importantes para generar crecimiento económico. Sobre todo, la preocupación que genera a las familias más vulnerables el hecho de que sus ingresos están muy por debajo del crecimiento de la inflación, lo cual significa una gran dificultad, incluso gran parte del sector de clase media pasó a ser a clase pobre; solo un pequeño porcentaje pasó de clase B a clase A.
Es decir, la inflación hace más pobres a los pobres y más ricos a los ricos, con un coeficiente de Gini en más de 3 %. Las familias peruanas requieren de más soles para sustentar la canasta básica diaria y se espera una buena respuesta de las políticas macroeconómicas del país, así como una buena gestión financiera eficiente de las nuevas autoridades regionales y locales entrantes, ya que la inflación es una amenaza creciente que nos afecta a todos.
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