Con el paso de los días y un impresionante consumo irresponsable, se observa un incremento en los diferentes tipos de residuos sólidos generados por el hombre en sus distintos procesos, atribuidos principalmente al crecimiento de la población y el consumo de bienes y servicios de una manera descontrolada.
Ante ello surge la idea: “Los recicladores como proveedores de servicios: ¿Por qué no?”, la cual es hoy en día considerada una estrategia en el marco del Programa de Incentivos a la Mejora de la Gestión Municipal a nivel de Perú, en la Meta 3 - Implementación de un sistema integrado de manejo de residuos sólidos municipales (MEF, 2022). Es por eso que el reciclaje constituye una forma de aprovechamiento de los materiales contenidos en objetos que, por diversas causas, han sido desechados y que mediante transformación industrial o artesanal pueden obtener un nuevo valor. Además, favorece la disminución de la cantidad de materiales que va a acumularse como basura. En dicha perspectiva, el reciclaje no es la solución principal al problema de los residuos, sino más bien una actividad económica que debe considerarse como un elemento de la solución en su conjunto.
Hay dos modelos principales de reciclaje: formal e informal. En escenarios locales donde la eliminación de desechos está organizada y pagada, el reciclaje formal puede ser una forma de que las instituciones minimicen costos al desviar materiales del flujo de desechos. En América Latina y el Caribe (LAC), el envío técnica y ambientalmente amigable es costoso. El precio promedio de un vertedero decente es de alrededor de $21 por tonelada. En este sentido, el reciclaje puede ayudar a las autoridades locales a reducir los costes de transporte y prolongar la vida útil de los vertederos, en resumen, es un buen negocio para ellos.
Por ello, en los últimos 20 años, la región de ALC ha visto el surgimiento de innumerables nuevas cooperativas y asociaciones nacionales de recicladores. En la actualidad, alrededor del 30 por ciento de los recicladores existentes en la región pertenece a una organización, encontrándose no menos de seis redes nacionales de reciclaje. La más grande, conocida e influyente es la del Movimiento Nacional do Catadores de Materiais Reclaveis (MNCMR) en Brasil, que representa a más de 500 cooperativas y cerca de 60 000 recicladores. La Red Latinoamericana de Recicladores, por otro lado, opera en catorce países y está relacionada, junto con muchas de sus organizaciones afiliadas, a la Alianza Global de Recicladores. Brasil es probablemente el mejor ejemplo. En municipios como Londrina, Diadema, Ourinho o Belo Horizonte, los catadores, como se conoce a los recolectores informales de residuos en Brasil, están plenamente integrados en el sistema formal de gestión de residuos sólidos y son remunerados por el municipio como prestadores de servicios de recolección y otros.
Estos ejemplos demuestran que un enfoque verdaderamente integral de gestión de residuos sólidos debe considerar la posibilidad de incorporar a los recicladores como potenciales proveedores de servicios. En otras palabras, debemos comenzar a ver a los recicladores como parte de la solución. No solo como un problema. No es una tarea fácil, se va a requerir tiempo y recursos, también requiere reconocimiento por parte de las autoridades gubernamentales y apoyo a través de lineamientos y normativas públicas. Brasil ha formulado la política nacional de incluir aspectos claves que promuevan el cumplimiento del plan de separación municipal. Hasta ahora, solo el 10 % de las autoridades municipales brasileñas los han implementado.
Un dato muy importante es que el Banco Interamericano de Desarrollo, junto con el Fondo Multilateral de Inversiones, la empresa Coca-Cola y la Fundación AVINA lanzaron la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo con el objetivo de promover una mayor inclusión de esta población en las políticas públicas y en la cadena de valor (Fundación Avina, 2020). La iniciativa es solo un pequeño paso en un largo proceso de reconocimiento e involucramiento cada vez mayor de estos profesionales como actores legítimos y valiosos en los sistemas de gestión de residuos sólidos de la región.
Para concluir, el abordaje de una gestión ambiental, tomando en cuenta a los recicladores, es importante ya que va a permitir erradicar pensamientos como “gallinazos sin plumas” atribuibles a aquellas personas que ejercen la labor de reciclaje de una manera informal. Es ahí donde el gobierno local debe hacerse cargo, promoviendo su formalidad, acompañamiento en el fortalecimiento de competencias y una constante medición para hacer sostenible y así arribar a lo que busca la agenda 2030, priorizando ODS 3: salud y bienestar, ODS 11 y 12: ciudades y comunidades sostenibles, y producción y consumo responsable respectivamente. No olvidemos: en lo que desechamos está la riqueza para algunas comunidades y el cuidado de nuestro planeta. Te invito a mejorar tu cultura ambiental, haciéndote cargo de tus actos e involucrando a nuevos actores a la sociedad y gestión pública.
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