Las matemáticas son imprescindibles para el desarrollo intelectual de las personas desde sus primeros años de vida. Al aportar sobre su pensamiento lógico, creativo y crítico, estas desarrollan capacidad de abstracción. Además, permiten configurar habilidades, actitudes y valores que garantizan tener seguridad en la elección de estrategias para resolver situaciones problemáticas.
Sin embargo, a pesar de su trascendencia, muchos la perciben como complicada y demasiado abstracta y se ha convertido en una de las materias con más alto índice de fracaso. Los resultados de la evaluación muestral de estudiantes indican que es el área con mayor disminución en los logros de aprendizaje. En el 2022, para 2.o, 4.o de primaria y 2.o de secundaria, el porcentaje en nivel satisfactorio solo fue del 11,8 %, 23,3 % y 12,7 %, respectivamente. Ante esta realidad, los docentes deberán aplicar estrategias didácticas innovadoras y pertinentes acordes a los retos actuales y futuros desafíos educacionales.
El docente debe resolver este tipo de preguntas: ¿De qué manera aprenden mejor sus estudiantes?, ¿cuáles son sus intereses individuales?, ¿qué emociones les despierta la matemática?, ¿cuáles son sus ritmos y estilos de aprendizaje?, ¿qué características consideran que debe poseer el docente de matemática?, entre otras. Sus respuestas brindarán una mejor perspectiva de hacia dónde encaminar su labor, con una actitud reflexiva.
Para lograr clases atractivas e inolvidables, es indispensable situar al estudiante como el gran protagonista, atendiendo sus habilidades, dificultades, características y necesidades; fomentar actividades en diferentes espacios, haciendo uso de materiales diversos; priorizar el principio de dificultad progresiva; construir nociones matemáticas, asumiendo una postura crítica; una enseñanza orientada a la acción, desarrollando proyectos; apoyo tecnológico para despertar su curiosidad; formar líderes que, a su vez, formen nuevos líderes; desarrollar tutorías que contribuyan a gestionar sus emociones, a ser mejores personas; etc.
Así, se deben garantizar clases motivadoras, diversificadas, dotadas de sorpresa, alegría y amor, despertando en nuestros estudiantes su entusiasmo por participar en ellas. ¿Ardua tarea? ¡Un gran reto!