El país se encuentra secuestrado por el constante conflicto que existe entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Somos “invitados de piedra” en este festín de corrupción, simples observadores de la destrucción política, económica y social del Perú; ya acostumbrados a los constantes escándalos que no escandalizan a nadie. Nuestra responsabilidad en este letargo es acostumbrarnos a vivir con esta “pandemia de indignidad”.
Si dignidad es respetarse a sí mismo y hacerse respetar, entonces por qué no reaccionamos así ante este espectáculo de aparente conflicto que nos dan los poderes Ejecutivo y Legislativo; ninguno ejerce su función: al Ejecutivo no le interesa gobernar y al Legislativo dar leyes, y mucho menos fiscalizar. Se han dado cuenta de que la manera de coexistir es hacernos creer en vacancias y disoluciones, en una “simbiosis de corrupción”.
Todos vemos, contrariados, las invitaciones a marchas con escasa convocatoria para la vacancia presidencial, avaladas por congresistas que desean que todo lo demás siga igual. Así como vemos marchas para la disolución del Congreso, subvencionadas por el Gobierno, para que todo también siga igual. La solución a la crisis política serían las elecciones generales con ciertas condiciones, pero no lo desean ni el Gobierno, ni el Congreso.
Justamente, el colectivo Coalición Ciudadana presenta algunas condiciones para salir de este entrampamiento, el cual plantea siete reformas políticas para adelantar las elecciones generales. Entre ellas, quiero resaltar dos, que pueden contribuir a terminar con esta “simbiosis de corrupción” atacando a ambos organismos, basados siempre en nuestro sistema presidencialista y enfocados en países desarrollados.
Una reforma propuesta es la elección congresal, la cual debería darse después de la primera vuelta presidencial, con la finalidad de dar estabilidad a los partidos políticos con mayor aceptación. Además, la renovación a medio mandato del 50 % de los congresistas sería una recompensa por su buen desempeño, así como la reelección para un periodo inmediato; todo esto contribuiría a descartar la disolución del Congreso.
Otra reforma propuesta concierne a la inmunidad del presidente de la república, quien podría ser acusado y destituido durante el ejercicio de su mandato por delitos de corrupción y crimen organizado, entre otros; esto contribuiría a alejar la figura de la vacancia presidencial. La solución a la crisis política actual es vital para tener menos pobres en un país rico, para sanarnos de esta “pandemia de la indignidad”, para tener un futuro esperanzador.
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