Nuestro país tiene un alto porcentaje de informalidad (71,9 % al último trimestre de 2024). Sin embargo, es importante recordar que las microempresas fomentan el trabajo en gran medida, siendo el soporte del 61.4% de los empleos en nuestro país, según Produce. En tanto, el 71.2% de trabajadores labora en la informalidad, situación que requiere de medidas complejas y articuladas para progresivamente cambiar este escenario desfavorable en términos de seguridad, crecimiento empresarial, desarrollo profesional y sostenibilidad. Respecto a este último punto, es importante entender que las Mypes juegan un papel decisivo, ya que, si desean seguir siendo una buena alternativa, requieren equilibrar sus aspiraciones, actividades operativas y mejora continua en una triangulación, que debe ir de la mano con el medio ambiente, así como su contribución positiva en la sociedad sin afectar el futuro de las nuevas generaciones.
Este grado de conciencia sobre la sostenibilidad que compromete a las Mypes es una característica favorable, desde un punto de vista estratégico. Los microempresarios pueden usar este instrumento para generar ventajas, realizando publicaciones sobre su compromiso con el entorno a través de la adquisición de maquinarias que reduzcan la huella de carbono, metodologías innovadoras pensando en el medio ambiente, herramientas sostenibles y accesorios que vayan de la mano con las tendencias del cuidado medioambiental, de modo que se refleje un compromiso en el mediano y largo plazo. Esto puede repercutir en una preferencia por parte de los clientes, ello teniendo en cuenta las características del negocio.
Esta inclinación que produce la RSE también abarca mejoras profundas a nivel interno. En los pequeños negocios, pueden ir desde los aspectos más básicos, como la formalización, hasta brindar las condiciones necesarias para que la seguridad y oportunidades de desarrollo profesional primen en su organización.
A su vez, para que las microempresas puedan implementar prácticas sostenibles y formalizarse de manera adecuada, es esencial que reciban apoyo tanto del sector público como del privado. El acceso a financiamiento, las capacitaciones especializadas y la asesoría técnica se convierten en un aspecto fundamental para que los empresarios puedan innovar y adaptarse a las nuevas exigencias del mercado sin poner en riesgo su crecimiento, así como su aporte y responsabilidad por sus actividades.
El fomento de prácticas sostenibles es de algún modo ineludible por parte de las Mypes, teniendo en cuenta que cada día más rubros de negocios están tomando conciencia de la RSE en sus organizaciones. El camino más acertado es asumir la responsabilidad con respecto a la situación que enfrenta nuestro país y el mundo, en aspectos ambientales, sociales, tecnológicos, culturales, entre otros. Esto genera presión en estas instituciones, pero también puede ser aprovechada como una oportunidad.
Por otro lado, la sociedad moderna espera contribuciones y responsabilidad plena en las actividades empresariales, independientemente del tamaño de las organizaciones. Además, dado que los pequeños negocios son predominantes en nuestro país, su compromiso es esencial para apoyar el desarrollo y crecimiento de nuestra economía. Bajo esta premisa, apostar por la innovación, la disrupción y una cultura de mejora continua se convierte en un aspecto primordial que los grupos de interés siempre observan.
Si bien es cierto, es progresivo apostar por los contenidos mencionados anteriormente; sin embargo, no apostar por ello es menos favorable. Encaminar a las organizaciones por senderos aprovechables y seguros es una tarea asumible por parte de los propietarios y gerentes.