ES | EN | PT
Menu Cerrar
Encuentra el programa que buscas
Programas
Modalidades
Campus
Carreras
Noticias / Eventos +
Noticias / Eventos

Atento a la jugada: ¿Ta- lento, Talento o Talentoso?

Por: Mgtr. José Martin Lazo Sánchez
Docente de la Escuela de Administración de Empresas
Campus Piura
Agosto 02 de 2024
Compartir:
ta-lento-talento-o-talentoso

En estos días fríos en los pasillos de la universidad me encontré con mi buen amigo Iván Vegas, con quien me une una amistad inquebrantable de mucho tiempo atrás. Es un gran profesional a carta cabal, quien fiel a su estilo peculiar, me saludó diciendo: “¡Hola, brother! Tú que enseñas Gestión del Talento Humano, ¿qué es talento?” Y, en automático, parafraseando a la escritora y conferenciante española Pilar Jericó, le contesté: “El talento es la capacidad de alcanzar resultados superiores”. A lo que Iván, imbuido de un espíritu inquisidor, me replicó: “¿Entonces, si no se logran resultados superiores, no es talento?”  Y ello, en realidad, encendió la pradera académica. Cuando intenté absolver con calma esta inquietud, me indicó que tenía clases y que retomaríamos este asunto en cualquier momento.

 

Martha Alles (2004), en el prólogo de su libro Desarrollo del Talento Humano, se planteaba la siguiente pregunta: “¿Es el talento un don, un regalo de la divinidad o es algo adquirido por el aprendizaje?”. Probablemente la interrogante no acepta una única y literal respuesta, pero sí exige un enfoque transversal y enriquecedor. El filósofo alemán Goethe dijo alguna vez: “Trata a un hombre tal como es, y seguirá siendo lo que es; trátalo como puede y debe ser, y se convertirá en lo que puede y debe ser”. A veces no somos conscientes de la capacidad que tenemos para transformar a los demás, que las potencialidades humanas pueden desarrollarse y ponerse de manifiesto si se utilizan los medios adecuados.

 

En este sentido, no sé si les pasa lo mismo que al suscrito -en el contexto del desarrollo de una asignatura-, que estudiantes de nuestra universidad empiezan de menos a más, con dificultades en la primera unidad y segunda unidad; sin embargo, despegan en la tercera y última unidad, dando el salto cualitativo en la aprobación de la experiencia curricular. Ello no es algo fortuito o casual, sino que es producto de algo que va más allá del cumplimiento del sílabo, de tener clara la misión por la que estamos ahí como docentes universitarios: desencadenar la grandeza o las enormes potencialidades que poseen nuestros discípulos y que aún no se han dado cuenta o no lo creen.

 

Ahora, ¿cómo despertar esas potencialidades? ¿Cómo desarrollar ese talento?  Con el sesgo de parecer audaz y temerario, como en el fútbol, la jugada sería así: elaborar un diagnóstico previo a modo de test para evaluar estilos de aprendizaje e inteligencias múltiples, escuchar activamente sus necesidades, fomentar disciplina con normas de convivencia y valores compartidos, utilizar una metodología ágil con recursos didácticos pospandemia, desarrollar pausas activas  -cada 20 o 25 minutos- a modo de dinámicas para “oxigenar” el ambiente, con reconocimientos -felicitaciones en vivo y en directo-, promoviendo en todo momento el pensamiento crítico, la comunicación asertiva, la empatía, la tolerancia a la frustración, el coraje, la resiliencia, el sentido del humor y la retroalimentación continua, para garantizar un aprendizaje significativo con resultados académicos sostenibles en el tiempo.

 

El talento es el futuro. Se construye con decisión, desafiando constantemente nuestra inteligencia, alentando el deseo de superación en todo momento, reconociendo el esfuerzo y no endiosando el resultado. Las circunstancias en el país y las competencias laborales que demanda el entorno empresarial exigen: potenciar capacidades, fortalecer el compromiso y activar la acción. Parafraseando a Mahatma Gandi, la diferencia entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer, bastaría para solucionar la mayoría de los problemas del mundo, cambiando la mentalidad de “ta-lento” (está lento) a talento como factor visible y diferenciador, demostrando para que estamos hechos y, esto significa ser talentoso(a). Y, enhorabuena, gracias, amigo Iván, por ser el causante de este artículo de opinión. Y una más, confieso que no sé cantar, pero ello no me incapacita para poder animar, bailar, aplaudir y, sobre todo, pasarla bien compartiendo momentos inolvidables con la familia y los amigos. Estamos en la salsa.

Noticias relacionadas