- Para la Dra. Milagros Ordinola, psicóloga y docente de la UCV, “la violencia contra la mujer genera profundas y duraderas consecuencias en la salud mental”.
- En el 2024 se han producido 133 feminicidios y 5518 notas de alerta por mujeres desaparecidas en el país.
En las últimas semanas, el país se ha visto conmocionado por casos de feminicidios que han encendido las alarmas sobre los problemas estructurales en la atención a la violencia contra la mujer en el país, por parte de las instituciones que deberían proteger a las víctimas.
Los asesinatos de Sheyla Cóndor y Naomi Santin han producido la indignación de la sociedad ante el incremento de estos casos, exponiendo una vez más la deficiente atención por parte de las autoridades policiales y de nuestro sistema judicial.
Según un reciente estudio de la Defensoría del Pueblo, solo en este año, hasta el mes de octubre, se han producido 133 feminicidios en Perú, revelando un incremento del 4 % comparado con las cifras en este mismo periodo de tiempo en el 2023. Hasta la fecha también se han registrado 5518 notas de alerta por mujeres desaparecidas.
Por eso, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es necesario destacar las consecuencias de este flagelo social en la salud mental y hacer un llamado de sensibilización a la sociedad y movilizar esfuerzos hacia la erradicación de todas las formas de violencia de género.
Para la Dra. Milagros Ordinola, psicóloga y docente de la Universidad César Vallejo (UCV), la violencia contra las mujeres y niñas afecta no solo su integridad física, sino que también tiene profundas y duraderas consecuencias en la salud mental, perpetuando desigualdades y destruyendo vidas.
“La exposición constante a violencia psicológica, física o sexual puede desencadenar trastornos de ansiedad, depresión, estrés postraumático, ideación suicida e incluso intentos de suicidio. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 35 % de las mujeres que han sufrido violencia de género experimentan problemas de salud mental que pueden perdurar durante años si no reciben apoyo adecuado”, recalca la especialista.
Consecuencias invisibles, impactos reales
Las mujeres que viven en entornos violentos enfrentan no solo el trauma directo de los abusos, sino también un aislamiento social prolongado, pérdida de autoestima y la sensación de impotencia frente al sistema de justicia que, en ocasiones, fallan en protegerlas. La combinación de estas experiencias puede derivar en una incapacidad para llevar una vida plena, afectando su desempeño laboral, relaciones interpersonales y bienestar general.
La Dra. Ordinola destaca la importancia de una intervención temprana ante esta alarmante realidad. Sin embargo, la falta de recursos, el estigma asociado a buscar ayuda psicológica y las barreras económicas o culturales limitan el acceso de muchas mujeres a servicios de apoyo.
“En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde la UCV hacemos un llamado a la reflexión y a la acción. Erradicar la violencia de género no es solo un deber de los gobiernos, sino una responsabilidad compartida por todos. Cada gesto cuenta: desde educar a las nuevas generaciones en el respeto y la igualdad, hasta apoyar a quienes sufren violencia y exigir justicia ante los hechos”, señaló.
Porque el silencio perpetúa la violencia, alcemos la voz y trabajemos juntos por un mundo más justo, igualitario y libre de violencia.