Probablemente, lo primero que harías si no entendieras el título de este artículo sería acudir a algún traductor en línea; y, aunque el traductor de Google te lance como resultado: "Inteligencia artificial y traducción: una combinación perfecta", no imaginarías que esta herramienta gratuita e inmediata obtiene dicho resultado como producto de emplear patrones de millones de traducciones que existen en el espacio virtual; es decir, es una traducción en la que se ha utilizado Inteligencia Artificial (IA).
El ser humano es una especie que vive en constante adaptación. De hecho, es capaz de adecuarse a entornos completamente variados y a aprender a existir utilizando las herramientas e instrumentos que el nuevo entorno le ofrece. Es así como nos adaptamos a los cambios que ocurren de manera vertiginosa en los diferentes aspectos de nuestra variada realidad y que tienen impacto en nuestra vida cotidiana. Ante ello, en el panorama tecnológico, que está en constante evolución, surge un elemento que ha llevado a la innovación a otra dimensión: la Inteligencia Artificial (IA). La IA no solo representa una evolución natural de la tecnología, sino que se ha convertido en parte fundamental de nuestro entorno digital. A medida que exploramos las implicaciones de la IA, es esencial comprender cómo esta tecnología específica redefine la forma en que interactuamos con el mundo digital en general. La IA es la capacidad de las máquinas para usar algoritmos, aprender de los datos y utilizar lo aprendido en la toma de decisiones, tal y como lo haría una persona (Rouhiainen, citado por Ayala et al. 2023).
Razonablemente, muchas personas en el mundo se encuentran afectadas y atemorizadas por todo lo que la IA es capaz de ejecutar. En verdad, la IA ya se ha hecho presente en diferentes empresas e industrias y ha reemplazado labores operacionales que el ser humano solía realizar. Esto, sumado a que no cuenta con perfiles laborales complicados, sino que facilita la realización de actividades y conlleva a productos finales eficaces. Esto permite que se piense mucho más en la IA ocupando un lugar en nuestro ámbito laboral (Pedraza, 2023).
La tecnología es el complemento que el ser humano ha aceptado en el desarrollo de sus actividades. En todos los campos en los que el hombre opera, hay un espacio para la ciencia aplicada a la labor que realiza, y en el campo de la Traducción e Interpretación, esta premisa es totalmente cierta. La evolución que ha habido de los diferentes softwares de traducción y los equipos que se emplean para la interpretación hoy en día permiten aseverar ello. Es aquí donde surge una pregunta para todos los que estamos relacionados con la traducción e interpretación: ¿La IA afecta a los traductores?
La respuesta a esa pregunta es sí. Al igual que a todo lo que el ser humano emplea, utiliza y conoce, la IA también afecta la labor de los traductores e intérpretes. Claro está que muchas personas consideran que ya no es necesario aprender uno o varios idiomas debido a que la IA ya puede facilitar la traducción de la información que necesitas en el idioma que esperas y esto, visto de manera general, se puede considerar como algo negativo dentro de la industria. Sin embargo, el efecto de la IA en el campo de la traducción es variado y hay más cosas positivas que resaltar. Por ejemplo, gracias al desarrollo de los softwares de traducción, los traductores se han visto beneficiados, ya que cuentan con más instrumentos que permiten el perfeccionamiento de los proyectos de traducción que realizan. Las propuestas de traducciones que se generan por localizaciones son posibles gracias a la asociación de grupos de palabras o fragmentos que el traductor humano ha realizado previamente junto a lo que la IA tiene en su memoria artificial respecto al idioma. Esta combinación permite tener como producto final una traducción que no es del todo literal; sin embargo, a pesar de que la máquina realiza el trabajo de translación, es el traductor quien finalmente decide si determinado mensaje cumple con la naturalidad o tiene sentido.
Actualmente, pese a los grandes y sustanciales cambios que se han realizado, la IA no ha podido reemplazar totalmente al traductor humano, esto básicamente por la diversidad cultural que está presente en cada lengua y porque las lenguas, como entes vivos, también se encuentran en continuo cambio y adecuación. No obstante, no se puede catalogar a la IA como un rival o enemigo, sino como lo que es: un factor positivo que permite realizar una traducción con más eficacia y eficiencia. Es preciso resaltar que el traductor debe adaptarse a los cambios que el futuro depara, ya que poco a poco está ingresando en todos los campos laborales. Considerando que, actualmente, se habla del trabajo de un traductor especializado en la posedición y posrevisión o el ser llamados lingüistas, es muy probable que ahí se encuentre el futuro de la traducción (ATA 64). Por lo tanto, se debe estar preparado para afrontar los retos y desafíos que se presenten conforme a los requerimientos de una sociedad que necesita tener una comunicación constante y que demande de un mediador lingüístico que tenga como aliado a la tecnología.
Finalmente, para los traductores, la Inteligencia Artificial no debe ser considerada como una amenaza a vencer. Por el contrario, es imperante reflexionar que es una gran oportunidad que nos brinda la ciencia actualmente y demuestra que la tecnología, una vez más, está a favor del hombre facilitando el trabajo que desempeña.
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