La violencia familiar es un tipo de abuso. Por lo general, ocurre entre cónyuges o parejas, pero también puede darse hacia cualquier otra persona: hijos, pariente mayor u otro miembro de la familia. Este tipo de violencia puede incluir diferentes tipos de abuso, como: violencia física, sexual, psicológica, abuso económico, acoso y acecho.
Es difícil saber exactamente qué tan común es la violencia familiar, porque a menudo no se reporta, pero sí sabemos que cualquier persona puede verse afectada por ésta, hombres o mujeres de todas las edades y niveles de ingresos y educación.
Al respecto, el coordinador de la escuela de Psicología de la Universidad César Vallejo, Dr. Walter Abanto Vélez, indica que: “La violencia familiar siempre ha existido, pero en este período especial de cuarentena, ha explotado y ha sumado muchos más casos de los que habitualmente encontramos. Se puede dar por dificultades en la comunicación; cuando no se dice lo que se piensa, lo que se quiere o lo que se espera de la otra persona; o puede estar arrastrada por problemas en la relación de pareja”.
Asimismo, señaló que la víctima puede experimentar baja autoestima, estrés, ansiedad, crisis emocionales; es una situación que puede derivar en divorcios, violencia física o violencia psicológica, por lo que es necesario trabajar en los problemas para tener una familia mucho más tolerante.
Por ello el especialista considera sumamente importante fortalecer los lazos familiares, “En general la violencia familiar no es un simple acto de agresión, sino que pone de manifiesto una forma de interactuar, una manera de relacionarse en la familia y ello explica la tendencia a transmitirse de generación en generación. Un tercio de los niños que han sufrido violencia familiar generarán violencia en sus familias cuando sean adultos. Se aprende a ser violento cuando se es miembro de una familia violenta”.
Ante esta realidad de la sociedad, ¿cuáles son las principales acciones para prevenir la violencia en el ámbito familiar? El Dr. Walter Abanto, recomienda lo siguiente:
- Establecer normas claras con la familia para la convivencia. Es importante definir reglas que incluyan derechos y deberes pues éstas ayudan a establecer límites de la conducta y ser aceptadas por todos los miembros de la familia.
- Fortalecer los canales de comunicación dentro de la familia. Escuchar activamente, tratar de no caer en juicios, evitar las críticas, ponerse en los zapatos del otro, demuestran interés y respeto por los sentimientos de los demás.
- El diálogo y la mediación pueden ser buenas estrategias para resolver conflictos. Esto ayuda a crear ambientes de negociación y cooperación.
- Buscar técnicas de control emocional que ayudarían a manejar cualquier tipo de situación que se pueda generar. Exteriorizar oportunamente las emociones.
- Expresar el afecto que se siente hacia todos los miembros de la familia. Romper el hielo, sonreír, hacer actividades juntos, mostrar interés, ofrecer disculpas son las conductas más recomendables para comunicar lo importante que es cada miembro de la familia.
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