La salud mental es vital para que una sociedad se desarrolle; es por ello que cada 10 de octubre se celebra el día mundial de la salud mental y se reafirma el compromiso que tenemos todos por gestionar espacios saludables, en el hogar, en las escuelas, en las diferentes organizaciones en las que se evidencien interacciones sociales, que colaboren en la revalorización de la salud mental, con la reorganización de los entornos y fortalecimiento de los sistemas de atención psicológica.
¿Qué entendemos por salud mental? Es un aspecto que integra nuestra salud y bienestar, que nos permite relacionarnos, desenvolvernos y afrontar situaciones de presión y salir airoso de ellos en diferentes contextos. Sin embargo, existen factores de riesgo individuales, familiares, comunitarios y estructurales que al combinarse generan desorganización socavando la salud mental, generando trastornos socioemocionales como la ansiedad, depresión, estrés, cambios en el estado de ánimo, entre otros.
La OMS, bajo el slogan “La salud mental, salud mundial: un derecho universal”, revalora el compromiso global para crear conciencia sobre la salud física y mental, defenderla como un derecho humano universal, limitando las prácticas que favorecen las violaciones de derechos humanos, sobre todo de aquellos con afecciones a la salud mental.
La sociedad peruana no está exenta del impacto que ha dejado la pandemia. Las tasas de los trastornos socioemocionales aumentaron significativamente, en especial en la población más vulnerable como niños, adolescentes y adultos mayores. Si bien es cierto que hay un compromiso del gobierno central en poner en funcionamiento 307 Centros de Salud Mental Comunitario para el 2024, sigue siendo insuficiente frente al incremento de problemas psicosociales como la violencia en sus diferentes manifestaciones.
En ese sentido es imperante el fortalecimiento de la atención a nivel primaria de la salud como política de estado. Ello implica la promoción del bienestar, la prevención de trastornos mentales que funcionan de manera eficaz identificando los determinantes individuales, sociales y estructurales que afectan la salud mental para luego realizar el tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas por dichos trastornos, fomentando la resiliencia y construyendo entornos favorables.
Frente a esta realidad, debemos transformar los servicios de salud mental, a nivel nacional. Y esto exige capacitar e incrementar el recurso humano, fortaleciendo los equipos multidisciplinarios y que todo compromiso político se traduzca en acciones con un funcionamiento adecuado.
En ese escenario, los psicólogos deben estar involucrados en todo servicio asistencial y de salud pública o privada, pues cumplen un papel fundamental frente a las problemáticas de salud. Además de ser un agente de cambio, debe tener actitud propositiva, plantear alternativas para la participación de todos los individuos que forman parte de los sectores sociales, incidiendo en su autoestima y desarrollo personal, buscando una sociedad más sostenible y con una salud más democratizada.
“UNA SOCIEDAD PERUANA COMPROMETIDA CON LA SALUD MENTAL”
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