En el contexto teórico, se entiende como autoestima a la evaluación que se hace del autoconcepto, que consiste en innumerables sentimientos y pensamientos que se tiene de uno mismo; durante la adolescencia tiende a debilitarse como consecuencia de los múltiples cambios físicos y emocionales que se experimentan. Esto representa un factor de riesgo para la aparición de problemas psicológicos y sociales como la preocupación por la imagen física, problemas alimenticios, sentimientos de inferioridad, aislamiento, entre otros.
El desarrollo de la autoestima tiene su comienzo en la infancia, pero es en la adolescencia donde se sitúa su periodo más crítico; esto se debe a la búsqueda de la identidad personal acompañada de un proceso de cambios, interacción social con la familia, la escuela y los medios de comunicación (Díaz et al., 2019).
“Por eso se convierte importante estudiar a los adolescentes y su nivel de autoestima pues, generalmente, una alta autoestima viene a ser un indicador de bienestar, buena salud mental y habilidades sociales; por el contrario, presentar una baja autoestima se relaciona con el estado de ánimo negativo”, señalan Sigüenza y otros. Una baja autoestima se relaciona con la inadecuada forma de pensar sobre uno mismo; se desarrollan así diversas formas equivocadas de pensar. Algunos ejemplos son los siguientes:
- Autoacusación: Presenta una actitud de culpabilidad de toda situación o acontecimiento.
- Sobregeneralización: Un pequeño error o desacierto lo convierte en una regla universal de que “todo le sale mal”.
- Valoración general: Utiliza términos peyorativos para describirse a sí mismo; además, no tener habilidades para determinadas actividades lo interpreta como “soy muy torpe” o “soy un fracasado”.
- Filtrado negativo: Suele fijarse en lo negativo de las circunstancias y no se fija en lo positivo que puede rescatar de ello.
- Suposiciones de pensamiento: Tiende a imaginar o suponer el concepto que tienen los demás sobre él o ella.
- Perfeccionismo: Autoexigencia de hacer “perfectamente” todo lo que intenta; por el contrario, ocasiones desmoronamiento interior cuando las situaciones no se dan como quisiera.
- Autocrítica: Excesiva y dura, hace que se mantenga en un estado de insatisfacción consigo mismo.
- Hostilidad: Irritabilidad por situaciones de poca significancia, todo le disgusta, decepciona, nada le satisface.
- Ayuda a superar dificultades: Tiene la capacidad emocional para enfrentarse a problemas y fracasos, pues se siente con la energía y fuerza necesarias para confiar en sí mismo.
- Fundamenta su responsabilidad: La confianza en uno mismo se convierte en la base para ser capaz de responder con valentía a las exigencias de su entorno.
- Incentiva su creatividad: El valor en sí mismo le permite explorar nuevas posibilidades, se arriesga con originalidad y creatividad.
- Contribuir a sus relaciones sociales: El respeto por uno mismo genera mayor seguridad personal, proporciona un valor personal y mejora las relaciones con el entorno, sin sentimientos de culpa, inferioridad o superioridad.
- Afianza la personalidad: El adolescente se siente más seguro, muestra más independencia (confiado y seguro) y sociabilidad (valora y confía en los demás).
- Determina su autonomía: Niveles adecuados de autosuficiencia para tomar sus propias decisiones con criterio y opinión.
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