El cambio climático debe estar en el centro de atención de las autoridades locales y mundiales. El aumento de las temperaturas globales, y el incremento de las aguas del mar generan eventos climatológicos desmedidos y con mayor frecuencia en diversas zonas del mundo. Esto amerita la urgente actuación del ser humano.
El cambio climático es originado por la emisión de gases como el metano (CH4), dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O), clorofluorocarbonos (CFCs) y otros. Ello sumado a la quema de combustibles fósiles como el petróleo, gas natural y carbón que son utilizados para satisfacer las necesidades energéticas y de transporte que van a la atmósfera, reteniendo el calor emitido por el sol y aumentando la temperatura en la Tierra. A este fenómeno se le conoce con el nombre de efecto invernadero.
Las consecuencias del cambio climático son múltiples y muy graves. Por ejemplo, el derretimiento de los glaciares de la Cordillera de los Andes y el deshielo de los polos ártico y antártico han contribuido al aumento del nivel de agua de mar en 3,7 milímetros anuales en las dos últimas décadas. El aumento de huracanes, inundaciones y sequías causan daños a la infraestructura, hay también devastación y pérdidas irreparables de vidas humanas y se está generando alteraciones de los periodos de lluvias, lo que afecta a la agricultura y a la seguridad alimentaria en el mundo.
El 20 de setiembre del 2023, los líderes mundiales se comprometieron a la descarbonización de sus economías y alcanzar la neutralidad climática para el año 2050, lo cual significa reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 % para el 2030. Las naciones desarrolladas aumentarán el presupuesto de financiación y ayuda a los países en vías de desarrollo para hacer frente al impacto del cambio climático que está azotando a muchos lugares del mundo. Por tanto, es hora que cada ciudadano actúe con determinación y responsabilidad para afrontar este desafío y proteger nuestro único hogar: la Tierra.
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