El maltrato infantil en el Perú es un problema de salud pública; según los estudios epidemiológicos, se presenta en todas las culturas, sociedades y en cualquier estrato social. Datos del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) señalan que, en enero del 2021, se reportaron 4149 casos de violencia en niñas, niños y adolescentes a través del Centro Emergencia Mujer (CEM); asimismo, afirmó que se atienden 133 casos por día y, de esta población, las y los adolescentes de 12 a 17 años son los más violentados (46.4 %), seguido de niñas y niños de 6 a 11 años (36.6 %) y de 0 a 5 años (16.9 %). Asimismo, las diez regiones que reportaron más casos de maltrato infantil son Lima, Arequipa, Cusco, Junín, La Libertad, Áncash, San Martín, Callao, Ica y Piura (MIMP, 2021).
De ahí, el interés en reconocer que los niños y niñas son una población vulnerable a la violencia, ya que es necesario detectar estas problemáticas para poder evaluar, diagnosticar, tratar y rehabilitar cada uno de estos casos desde un enfoque multi e interdisciplinario especializado en salud mental.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta que los abusos emocionales y/o psicológicos pueden manifestarse tanto en incidentes aislados como en una reiterada dejación por parte de un progenitor o cuidador que mantiene al niño en un entorno inapropiado a su desarrollo y carente de apoyo; estos comportamientos incluyen las restricciones de movimientos, el menosprecio, la culpabilización, las amenazas, la discriminación o ridiculización y otras variantes de rechazo (OMS 2014).
Por otro lado, las evidencias científicas señalan que el maltrato infantil está asociado a factores y comportamientos de riesgo en la edad adulta que se reflejan en conductas agresivas, actos violentos, depresión, tabaquismo, obesidad, comportamiento sexual de alto riesgo, embarazo no deseado y consumo de alcohol y de estupefacientes. Asimismo, estos factores de riesgo y comportamientos pueden traer aparejadas algunas de las principales causas de defunción, enfermedad y discapacidad, como las enfermedades cardiacas o de transmisión sexual, cáncer y conductas suicidas.
En una reciente investigación sobre el maltrato infantil se dedujo que las consecuencias psicológicas durante los primeros cinco años de vida se caracterizan por los siguientes indicadores:
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- Manos y pies fríos, atribuidos a la sobreactividad del sistema nervioso simpático producido por el miedo del bebe a la respuesta de la madre y a su no disponibilidad emocional.
- Apego inseguro de tipo desorganizado, el cual es el miedo que sienten los niños junto con comportamientos desorganizados y poco predecibles.
- Alteraciones en la comunicación.
- Demora en el desarrollo sintáctico, entre otros.
- Sintomatología depresiva, autoconcepto negativo e inseguridad.
- Problemas de conducta, agresividad verbal, física, hostilidad, conducta desadaptativa y socialmente incompetente en relación con los iguales.
- Distorsiones en la percepción de la conducta de las intenciones y de los sentimientos de los demás.
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