La pugna de poderes no tiene cuándo acabar en nuestro país. El Ejecutivo presentó un proyecto para exonerar de IGV a un número importante de productos de primera necesidad y, de esta manera, favorecer la canasta familiar básica. Sin embargo, en esta iniciativa se han incluido productos que difícilmente son de acceso a las clases media y baja de nuestro país; de allí que productos como lomo fino, gallina de guinea, faisán y otros se encuentren incluidas por decisión del Legislativo.
Esto pone nuevamente en relieve esa confrontación abierta entre estos dos poderes del Estado, dejando claro en esta oportunidad que el interés del Ejecutivo por favorecer a la mayor parte de la población se ha desdibujado por el manejo clasista de un Legislativo que, elegido por la población, no trabaja en favor de esta, por lo que los grandes afectados somos aquellos que, si sabemos de gallinas, no es precisamente de la de guinea. Esto explica por qué el 70 % de la población que rechaza a Pedro Castillo también lo hace con el Congreso nacional.
En una coyuntura económica y social como la que venimos atravesando resulta hasta vejatorio pretender exonerar del IGV a productos que solo pueden ser adquiridos por la clase pudiente, los que, definitivamente, sí están en la posibilidad económica de pagar el producto y su impuesto. Señores congresistas: la voz del pueblo les dio representatividad, pero no son dueños del Congreso, sino inquilinos del mismo, y como tal su deber y obligación es honrar la alta investidura que el pueblo les otorgó; recuerden que el poder solo es útil si es usado para servir y no servirse.
Finalmente, hace poco el presidente recibió una comunicación del Legislativo en donde le solicitan que renuncie por el bien del país, y algunas declaraciones congresales han dejado claro que no pretenden renunciar a sus curules; sin embargo, con esta disposición acaban de dispararse a los pies porque con ello nos demuestran que no legislan en nuestro favor. Si todo sigue así, que no solo se vaya el presidente, que se vayan todos para intentar empezar una nueva historia política en nuestro país. ¡Voy a buscar el faisán… claro, solo por internet, porque de otra forma no se puede!
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