En la sociedad actual es frecuente encontrarnos con niños y adolescentes con diferentes problemas de conducta, los que se evidencian en diferentes grados, desde pataletas, rebeldía, interrumpir conversaciones o hacer cosas impulsivas, por mencionar algunas.
Según explica la Mgtr. Erika Estrada Alomía, responsable de Procedimientos ISO de la Escuela de Psicología de la Universidad César Vallejo, campus Los Olivos, cuando estos indicadores se observan en conjunto y con otros más, como déficit de atención, conducta hipercinética, crueldad con otros, enfrentamiento con adultos, ruptura de normas sociales y agresividad, podríamos estar hablando de un trastorno de conducta.
“La mejor opción para evitar que nuestros hijos presenten dificultades conductuales es convivir armoniosamente, siendo una familia funcional, de tipo democrática, en la cual los niveles de comunicación y afecto sean los adecuados. Que se fomente el desarrollo e independencia de los hijos de forma gradual y considerando su edad; que, al momento de disciplinarlos, los padres puedan explicar el porqué, sin utilizar el castigo físico o psicológico; a su vez, se debe fomentar un clima de confianza entre los miembros de la familia”, expresó la especialista Estrada.
Si los padres observan indicadores de problemas de conducta que no pueden manejar en casa, escuela u otro espacio, deben buscar la ayuda de un psicólogo que realice el proceso de intervención de modificación de la conducta y la parte psicoeducativa con los padres, ya que los niños y adolescentes ven afectadas sus áreas personal, familiar y social, debido a sus comportamientos inadecuados.
¿La rebeldía es una característica de los adolescentes?
En opinión de Estrada, definitivamente es una característica propia de los adolescentes, por lograr la independencia del control paterno, la identidad y la pertenencia a su grupo de pares, con quienes probablemente comparte no solo intereses sino también dificultades.
¿Cuándo la rebeldía se convierte en un problema de conducta?
Esta se convierte en un problema de conducta cuando no hay un motivo que la justifique, y se mantiene y aumenta con el tiempo, originando otros problemas de conducta con implicancia negativa en el propio niño o adolescente, la familia y las relaciones sociales.
¿Qué los lleva a comportarse de esa manera?
Son varios los factores: problemas familiares, puntos de vista diferentes entre padre e hijos, presión grupal, imitación de modelos inadecuados, impulsividad, entre otros.
¿Qué deben hacer los padres?
Mejorar la dinámica y clima familiar, donde los niños y adolescentes se sientan acogidos, protegidos y con la libertad de expresar lo que sienten y piensan; por tanto, es necesario fortalecer el vínculo padres-hijo. Asimismo, se sugiere la ayuda profesional de un psicólogo, para recibir consejería o tratamiento.
¿Sobreprotegerlo es malo?
Un estilo sobreprotector de crianza no es adecuado porque genera dificultades en la seguridad, independencia, relaciones interpersonales y manejo de emociones, al no contar con los recursos para enfrentar adecuadamente las demandas de su entorno.
Finalmente, la especialista nos brinda algunas recomendaciones para superar los problemas de conducta de los hijos:
- Fortalecer el vínculo entre padres e hijos.
- Fomentar la escucha activa respecto al niño o adolescente.
- Establecer normas en el hogar claras y bien definidas monitoreando su cumplimiento.
- Reflexionar con el menor sobre las consecuencias negativas de su conducta y los aspectos positivos del cambio.
- Buscar ayuda profesional.
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