El sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002) concebía a la sociedad como un sistema de relaciones de poder y como un sistema de relaciones de significado. En esa convivencia es que se produce la posibilidad de articular el interés individual con el colectivo a fin de construir una sociedad que procure el bienestar y desarrollo de los ciudadanos. Sin embargo, en toda sociedad se producen conflictos, los cuales resultan inevitables ya que son parte de la existencia humana y de la interacción social. En ese sentido, todos los países experimentan desafíos que los ponen a prueba con la finalidad de afirmar su unidad.
El Perú no es ajeno a esa realidad y la Defensoría del Pueblo señala que en marzo del presente año se han presentado 208 conflictos sociales. Así mismo, sostiene que el conflicto social debe ser entendido como un proceso complejo en el cual sectores de la sociedad, el Estado y las empresas perciben que sus objetivos, intereses, valores o necesidades son contradictorios y esa contradicción puede derivar en violencia. Estos actores sociales presentan una mirada diferente de acuerdo a su posición, por lo que el reconocimiento de los argumentos que presentan resulta necesario. En esa disyuntiva aparece un actor fundamental: el periodismo, comúnmente reconocido como el cuarto poder.
La cobertura periodística de un conflicto demanda una labor profesional, requiere un compromiso con la verdad, la cual debe considerar recoger las distintas posiciones presentes, así como un análisis profundo de las causas y posibles soluciones que generen un impacto positivo en la sociedad. Por eso, los periodistas deben ponderar la necesaria inmediatez informativa con una adecuada verificación de los hechos. El periodismo es una labor que debe ser desarrollada con ética y combatir la práctica común en la que muchos medios priorizan la espectacularización por encima de la veracidad e investigación profunda.
Asimismo, el periodista debe ser consciente de que su labor produce una construcción social del hecho tratado. La teoría del Framing advierte de que los medios de comunicación pueden encuadrar la información sesgándola hacia un interés, con lo cual se puede influir en la percepción de individuos acerca de los significados atribuidos a ideas o conceptos, por eso se debe cuidar de alentar ciertas interpretaciones y desalentar otras.
El desarrollo de la tecnología, especialmente las redes sociales, genera una gran proliferación y difusión de contenidos, principalmente audiovisuales que, si bien democratiza la sociedad al dar voz a una mayor cantidad de ciudadanos, también encierra un riesgo, es por eso que el periodista debe ser didáctico al momento de transmitir información y de esa manera combatir las noticias falsas o fake news, las cuales responden a intereses particulares.
La tecnología también ha generado que la información se pueda difundir más rápido y de forma ubicua, lo que no necesariamente deriva en una mejor información; tampoco el hecho de que se pueda llegar a más públicos genera una sociedad más informada. Por ello, es necesario que el periodista se comprometa con su labor, pues las herramientas con las que se producen, distribuyen, circulan y consumen los contenidos informativos pueden haber cambiado, pero la rigurosidad del trabajo informativo continúa siendo la piedra angular del periodismo.
Así, se introduce un concepto clave que debe tener presente el periodismo: la responsabilidad social, entendida como la capacidad de respuesta por el poder que maneja el periodista y por las consecuencias que se siguen de toda comunicación. En primer lugar, se debe tener presente la capacidad de persuasión que se tiene en la conciencia de los receptores, lo que incluye el enfoque con que se aborda el hecho: ¿pesimista? ¿optimista? ¿tranquilizador? ¿encubridor? etc. De esta manera es responsable de una posible magnificación o minimización de los hechos y, sobre todo, del potencial de acción o de resignación, de excitación o de razonamiento que activa con su información.
Este ejercicio deriva en una conciencia sobre las consecuencias de su labor, ya que toda comunicación genera un efecto, por lo que debe comprometerse con difundir información que sea rigurosamente veraz, oportuna, de una estricta imparcialidad, y comunicada con un lenguaje sereno, claro y de alta comunicabilidad y entendimiento por los diversos públicos. Solo así se contribuye realmente con la solución al conflicto.
El periodista contribuye a la formación de una opinión pública informada, por lo que debe conocer los antecedentes y las causas del conflicto, así como los intereses de las partes enfrentadas. La información del conflicto es necesaria, pero debe tener cuidado de caer en el sensacionalismo de solo presentar las manifestaciones de violencia presentes en la crisis, ya que esa actitud exalta los ánimos, con lo que las acciones de fuerza podrían incrementarse en frecuencia e intensidad.
En el convulso escenario presente en nuestro país es necesario que el periodista actúe de forma profesional, de tal manera que priorice su compromiso con la verdad y con un sentido ético que contribuya a la solución de los conflictos y promueva una cultura de paz.
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