La nueva medida populista que desconoce nuestra realidad económica y educativa del país es el proyecto de ley de ingreso libre a las universidades, debido al uso ineficiente de los recursos del Estado. Países como Estados Unidos, India o China poseen una educación superior que es pagada y con exámenes de admisión exigentes, pero veamos a Finlandia, país donde existe el ingreso libre a las universidades, el cual fundamenta su éxito educativo internacional en dos pilares: honestidad y meritocracia.
Para medir la honestidad podemos usar el Índice de percepción de la corrupción, que categoriza a los países por el uso indebido del poder público para beneficio privado. Este ubica a Finlandia en el primer puesto, mientras que el Perú aparece en el puesto 105; además, durante el 2021 disminuyó dos puntos, confirmando el aumento de la corrupción. Los puestos de los países referentes del gobierno actual son: Bolivia (128), Nicaragua (164) y Venezuela (177) de un total de 180 países.
La educación en Finlandia se basa en la meritocracia, es gratuita pero muy selectiva; es decir, acceden a las mejores universidades los estudiantes que obtienen las calificaciones más altas en la escuela secundaria, además de aprobar un riguroso examen de ingreso. La Universidad de Helsinki, la más antigua, se encuentra en el puesto 101 del ránking mundial, un lugar muy importante para un país con menos de 6 millones de habitantes y considerando que la mejor universidad latinoamericana se ubica después del puesto 200.
Existen evidencias de que el sistema gratuito no es sostenible en el tiempo en Finlandia, debido a la inversión y gasto creciente que le generan al gobierno; debido a ello, los estudiantes deberían pagar sus estudios como hacen las demás universidades exitosas del mundo. En Singapur, país referente en el ámbito educativo, entienden que pagar es la mejor manera de crear conciencia en los estudiantes y que además valoren su educación.
El uso ineficiente de los recursos del Estado nos traerá pobreza, y desconocer las bases del éxito educativo de Finlandia, honestidad y meritocracia, nos mantendrá en el subdesarrollo. Haciendo una analogía de estos argumentos con nuestra realidad, podemos decir: “Si en doscientos años como república, el Perú no ha logrado el desarrollo económico esperado, mucho menos será fomentando la corrupción y rindiendo culto a la ignorancia”.
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