En estos días se ha criticado hasta el hartazgo a nuestra UCV a causa de la tesis del señor Castillo y esposa; las críticas se han enfilado hacia la calidad académica que se imparte en esta casa superior de estudios. Incluso se han hecho erráticas comparaciones con otras universidades por el número de tesis, sin observar un aspecto fundamental: la Universidad César Vallejo tiene presencia a nivel nacional y una población estudiantil importante, lo que no tienen algunas universidades que no ostentan ese crecimiento.
Se ha afirmado temerariamente, además, que los egresados de esta casa de estudios son los que tienen menos oportunidades laborales, para lo cual han hecho uso de información poco creíble que se contradice con la realidad: muchos profesionales se encuentran trabajando en instituciones públicas y privadas con un desempeño acorde a los perfiles de puesto requeridos. Si la UCV fuera una universidad sin calidad educativa, no habría obtenido el licenciamiento, tampoco tendría tantos estudiantes que se esfuerzan para conseguir su título profesional; amén de ello, tampoco sería lógico que los padres de familia siguieran apostando por una casa de estudios que no les brinde seguridad a su inversión.
Aceptar como verdad única todo lo que se ha dicho implicaría desconocer groseramente la calidad de docentes universitarios y trabajadores administrativos, el esfuerzo en tecnología e infraestructura, e ignorar a aquellos profesionales con extraordinaria capacidad y vocación.
No pretendemos con esto desconocer aquellos aspectos que deben ser parte de la mejora continua ni tampoco es intención hacerles pensar que todo marcha bien. Soy orgullosamente docente universitario e intento esforzarme a diario por dar lo mejor de mí, aun en condiciones complejas como lo hacen muchos colegas. Hay extraordinarios seres humanos trabajando en la parte administrativa dando también lo mejor; pero el sistema no es infalible, así que de seguro habrá de aquellos que deben mejorar sus habilidades, los que tendrán que alinearse a las exigencias actuales para lograr las mejoras que todos esperamos.
Lamentablemente, y como suele suceder, cuando se entremezclan los intereses particulares buscando a través del escarnio público satisfacerlos, se termina dañando honras de muchas personas que a lo largo de los años se han esforzado por ser profesionales y a quienes les afectan directamente estos cuestionamientos. Una situación tan manoseada como esta, aislada, pero hecha pública porque se trata de un presidente cuestionado por un sector importante de la política, convierte a una universidad en el patito feo de las universidades peruanas, desconociendo todo aquello que ha logrado a lo largo de los años.
Así que no dañen las honras de profesionales honestos formados en la UCV ni de sus docentes y colaboradores, porque, en definitiva, no es justo. Más respeto, por favor, por los que luchan a diario por salir adelante.
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