La educación financiera es una herramienta esencial en nuestra sociedad actual. Nos permite tomar decisiones informadas sobre cómo administrar los recursos, planificar para el futuro y evitar problemas económicos. A pesar de su importancia, muchas personas aún no cuentan con los conocimientos adecuados en este ámbito. Para navegar con seguridad por los retos económicos de hoy, es imperativo promover y fortalecer nuestra cultura financiera.
¿Qué es exactamente la cultura financiera? Es la brújula que nos guía en decisiones tan cotidianas como la administración del hogar, la planificación del ahorro, la solicitud de créditos o la elección de una hipoteca. Y durante tiempos críticos, como en la temporada de declaración de renta, estos conocimientos son cruciales para cumplir con nuestras obligaciones fiscales de manera informada y responsable.
Desafortunadamente, muchas personas llegan a la edad adulta sin una educación financiera básica. De acuerdo a los resultados PISA 2018, Perú se ubica en el puesto 18 de 21 países OCDE, por encima solo de Georgia e Indonesia. Hoy, solo 1 de cada 5 peruanos adultos responde correctamente a 5 preguntas básicas sobre educación financiera (Ipsos 2022).
Sabemos que la educación financiera trae conocimiento y afecta positivamente la conducta. Su efecto es en adultos, jóvenes y niños, y funciona en países de bajos y altos ingresos. Tiene impacto similar al que podrían tener programas de lectura, escritura o matemáticas, y su efecto es hasta 5 veces mayor que lo que se pensaba en estudios de hace 10 años. La educación financiera es considerada hoy como un conjunto de conocimientos y habilidades clave que todo niño y niña debe recibir para poder desarrollarse plenamente en este siglo. La educación financiera no se limita a saber cómo ganar dinero. Implica comprender cómo se gasta, se ahorra, se invierte y se utiliza de manera ética. En un mundo en constante cambio, estar informado y actualizado es clave. Necesitamos entender el lenguaje y las reglas del mundo financiero para navegarlo con confianza.
Para aquellos que están empezando, es crucial aprender a hacer un presupuesto, entender la diferencia entre ahorrar e invertir, conocer el poder del interés compuesto y aprender a proteger su dinero. Estas son las bases para organizar las finanzas, establecer metas y crear un plan para alcanzarlas.
En Latinoamérica, a pesar de los desafíos económicos, hay un crecimiento en la conciencia sobre la importancia de la educación financiera. Gobiernos e instituciones financieras han implementado programas para fomentar el conocimiento financiero. Sin embargo, aún hay mucho por hacer.
La educación financiera es más que un conjunto de herramientas: es una mentalidad. Te empodera y te motiva, dándote el control sobre tu futuro económico. Aquel que comienza con una base sólida de conocimientos financieros tiene la capacidad de tomar decisiones informadas que pueden cambiar el rumbo de su vida.
Por ello, te invito a sumergirte en el mundo de la educación financiera. Aprovecha los recursos a tu disposición, como talleres, cursos y lecturas, y toma control de tu futuro financiero. La educación financiera no solo es el futuro, es el presente, y es hora de que todos nos embarquemos en este viaje de conocimiento y empoderamiento.
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