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Efectos pospandemia en el Perú: agotamiento emocional en universitarios

Por: Universidad César Vallejo
Agosto 18 de 2023
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Un sentido de urgencia responde al análisis de los efectos de la pandemia por COVID-19, sobre todo cuando las medidas de contingencia y protección han generado cambios importantes en la población universitaria de nuestro país. El Perú fue uno de los primeros países en decretar el estado de emergencia nacional, además de las medidas de aislamiento social obligatorio. Tanto así que, en nuestro Valle Jequetepeque, probablemente, se vivió el peor escenario debido al incremento de casos y decesos, sumado a un sistema de salud incapacitado de atender la demanda tan alta de servicio, generando que con gran esfuerzo personal y económico cada ciudadano sea atendido en su propia vivienda junto a sus familiares. Consecuentemente, para los jóvenes universitarios, la alta contagiosidad, el incremento de muertes, la falta de espacio en casa, la falta de contacto con los docentes y compañeros de aula hicieron que las emociones y cogniciones negativas se extiendan como amenaza en torno a su salud mental, los mismos que perciben los síntomas de tristeza, ansiedad y miedo como problemas emocionales recurrentes que inciden de forma negativa en su bienestar emocional y físico. Tras el retorno a la presencialidad se observaron con mayor incidencia estudiantes con rasgos de ansiedad y depresión de carácter físico tales como: problemas de mareos, náuseas, cefaleas, rigidez y tensión muscular. Y de carácter psicológico: preocupación excesiva, irritabilidad, sensación de vacío, tristeza constante e impulsividad, siendo estos los de mayor prevalencia. Basándonos en esto, el agotamiento emocional pospandemia en nuestros estudiantes es una dimensión que necesitamos mirar con atención. Se sabe que la educación universitaria es percibida en su mayoría como estresante, debido a la sobrecarga académica, al limitado tiempo para realizar actividades, a la constancia de exámenes, la falta de planificación, las exposiciones, la competitividad, etcétera, todo ello sumado a la necesidad de adaptación rápida a la presencialidad; lo que implicaría una reinterpretación negativa de esas vivencias y desencadenando sentimientos de inadecuación, fracaso y frustración, en otras palabras, agotamiento emocional. El agotamiento emocional se entiende como la falta de fuerza vital, cansancio, debilidad, agotamiento general en donde el estudiante percibe incapacidad para desenvolverse, y donde lo embargan sentimientos de inutilidad frente a las demandas académicas dejando de asumir nuevos retos en el contexto educativo. En la actualidad, existen estudiantes cuyo nivel de agotamiento emocional es importante de detectar y abordar tempranamente, pues estas evidencian afectaciones en la motivación y autoconocimiento para el adecuado desenvolvimiento de su futura profesión, lo que puede llevar, a largo plazo, a la deserción universitaria. En ese sentido es necesario que las consecuencias del agotamiento emocional en los estudiantes universitarios sean reguladas mediante un proceso llamado afrontamiento, el cual involucra un conjunto de esfuerzos cognitivos para manejar, reducir, dominar y tolerar el estrés frente a situaciones agobiantes. Por eso es de vital importancia que los jóvenes de hoy generen estrategias de afrontamiento como: búsqueda de apoyo social, estilos adecuados en la resolución de conflictos, regulación emocional, participación en grupos sociales o deportivos con el objeto principal de favorecer el ajuste, bienestar y adaptación en el ámbito universitario. Por consiguiente, estas estrategias deben orientarse desde edades tempranas para promover el esfuerzo, perseverancia, desarrollo de competencias, eficiencia y autoeficacia, permitiendo que el estudiante mantenga un rol protagónico en su proceso de aprendizaje a lo largo de su vida. Finalmente, es recomendable incentivar la participación de los estudiantes en diversos programas preventivos cuya estructura sea basada en temáticas como la identificación de aspectos protectores, la resiliencia, el engagement, la autoperfección y gestión de la ansiedad con el fin de promover el afrontamiento de las dificultades mediante experiencias emocionales positivas.
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