ES | EN | PT | FR
Menu Cerrar
Encuentra el programa que buscas
Programas
Modalidades
Campus
Carreras
Noticias / Eventos +
Noticias / Eventos

Antecedentes de la delincuencia

Por: Universidad César Vallejo
octubre 6, 2023
Compartir:
Perú es una estrella macroeconómica en la región latinoamericana, pues a pesar de las crisis mantiene una moneda estable para las inversiones. El crecimiento económico es una realidad, pero el desarrollo económico es otra. En este punto debemos preguntarnos cuánto es la tasa de conversión del PBI para el desarrollo humano en las dimensiones de salud pública, educación y renta. Cuando escuchamos a un mandatario enorgullecerse de los indicadores macroeconómicos, sabemos que estos no benefician a todos sino a unos pocos, ya que en la región, si no tienes privilegios, no tienes derechos, y si no tienes derechos, no tienes acceso a la justicia. Perú se ha desarrollado sobre los residuos del sistema colonial, lo que polariza al país en un “Perú oficial” y en “otro Perú”. Si estás en el “club”, tienes prerrogativas de bienestar social; si eres del “otro Perú”, estás rodeado de miseria y pobreza. En este sentido, la inseguridad ciudadana es respuesta a un modus vivendi de supervivencia extrema donde la acumulación de riqueza a toda costa es la ley sobre el mandato consuetudinario de sacrificar los derechos constitucionales de los demás.  Es una batalla de unos contra otros para encontrar un cupo de salida a la pobreza. La desesperación por esa situación incide en querer taponear el progreso del otro; en tanto: “si ganas tú, muero yo”. Es una relación de competencia excluyente que va formando, de generación en generación, un sistema de creencias basadas en el crecimiento económico individual por encima de la moral humana. Desde mi punto de vista, las escasas expectativas económicas de empleo, más una condición humilde, te convierten sistemáticamente en un apestado social o lumpen al cual el sistema formal no merece asignar recursos de desarrollo. Muchos delincuentes han formado su conducta agresiva sobre esta base discriminatoria, a tal punto de convertirla en un hábito aceptable. Ya sabemos que los pensamientos se convierten en comportamientos, y los comportamientos en hechos. A modo de conclusión, la falta de voluntad política de gestionar los recursos del Estado para desarrollar el ‘bien-estar’ de los más necesitados, genera este odio y rebeldía hacia la sociedad. Si no valoro la vida de la mayoría, ¿por qué debo esforzarme como funcionario para reducir los casos de crimen? Si no me importa cómo viven, tampoco me importará que sufran ni que mueran. Es más, en un sentido feudal, podría ser mejor porque, entonces, quedan más privilegios para ampliar la burbuja del poder y los delincuentes hacen el trabajo de limpieza social a cambio de beneficios económicos.
Noticias relacionadas