El periodista y escritor argentino Andrés Oppenheimer en su libro ¡Sálvese quien pueda! (2018) nos alerta sobre el riesgo del desempleo que van a generar los robots y computadoras con la inteligencia artificial (IA) en los próximos 10 o 20 años, que fueron acelerados por la pandemia, y aunque es conocido que siempre la tecnología ha generado más fuentes de trabajo, existe actualmente una gran incertidumbre.
La empresa digital Remitly realizó un estudio con el fin de descubrir los trabajos más soñados; para esto analizó en las redes frases referentes a la búsqueda una nueva profesión, por ejemplo: ¿cómo ser actor?, ¿qué necesito para ser empresario? y otros más, lo cual revela que en América Latina los jóvenes aspiran a ser youtuber o influencer, por encima de las profesiones tradicionales conocidas.
Es por eso que, desde hace unas semanas, vemos en las redes sociales imágenes de dinosaurios que caracterizan a las diferentes profesiones, que se han denominado “dino profesiones” como pueden ser: abogadosaurio, contadorsaurio, enfermerasauria, entre otras; que nos dan a entender el cambio aspiracional existente en el presente en las carreras profesionales, influenciado por la inteligencia artificial (IA).
Podemos ver cómo la tecnología avanza en diferentes campos a un ritmo muy acelerado, nunca antes visto, tal como lo vaticinaron personajes como Bill Gates, Mark Zuckerberg o Stephen Hawking, quienes manifestaban abiertamente que esto ocasionará millones de desempleos antes de poder adaptarnos a los cambios, sobre todo en aquellos trabajos con labores repetitivas en fábricas y oficinas.
Para enfrentar este futuro automatizado debemos reinventarnos laboralmente; por ello, las universidades deben actualizar sus carreras profesionales y proponer nuevas, que desarrollen en sus estudiantes las capacidades tecnológicas y habilidades como la creatividad e inteligencia emocional y social, solo así pasaremos esta turbulencia laboral como lo hemos hecho hasta ahora al conseguir una mejor calidad de vida.
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