La contaminación ambiental causa daño a los ecosistemas y afecta la salud, principalmente las vías respiratorias, con la posibilidad de perjudicar el desarrollo cerebral en los niños. En áreas urbanas, se forma una neblina tóxica que impacta negativamente en la salud y la seguridad de las personas. Además, las emisiones contaminantes de un lugar pueden afectar la calidad del aire en otras partes del mundo. Según la OMS (2023), el 99 % de la población mundial respira niveles insalubres de partículas finas y dióxido de nitrógeno.
Sin embargo, muchas organizaciones siguen empleando el modelo de economía lineal basada en el agotamiento de recursos, pues se produce, se usa y se tira. Con este modelo, buscan ser las primeras en el mercado e incrementar los márgenes de utilidad. Por otro lado, la economía circular es regenerativa y se basa en la naturaleza. Según ExpokNews (2023), es un paradigma de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes tantas veces como sea posible. El objetivo es generar un valor añadido, extender el ciclo de vida del producto y contribuir con los objetivos climáticos al mantener la temperatura del planeta en condiciones habitables y evitar desastres climáticos.
Como resultado, la economía circular puede reducir la huella ecológica ambiental mediante la transformación de acciones y la creación de hábitos para una gestión efectiva de residuos y desechos, así como la optimización de los recursos naturales. Es fundamental para lograr que las personas vivan de manera sostenible en el planeta. La cultura actual de los ciudadanos a menudo se centra en productos propios de un modelo capitalista, lo que influye en la producción, el consumo de alimentos y la energía eléctrica en proporciones elevadas. Además, la utilización de materias no renovables afecta significativamente al ecosistema debido a la alta emisión de CO2, que perjudica la capa de ozono y la estabilidad climática. La gestión inadecuada de residuos sólidos también contribuye al aumento de la huella ecológica.
Por lo tanto, Andrade Huamán et al. (2023) consideran que la economía circular es fundamental para la sustentabilidad y es ideal para el desarrollo organizacional. Además, Gértrudix-Barrio & Borges-Rey (2022) indican que es urgente que la sociedad abandone el modelo lineal (consumista) y adopte el paradigma sostenible basado en la circularidad (Carbonell-Alcocer et al. 2022). Es fundamental que los consumidores cambien su comportamiento, ya que las empresas están al servicio de los clientes actuales o potenciales. De esta manera, podemos enfrentar la crisis ambiental.